Las ceremonias del verano

Opinión:

Marta Traba se adjudicó en 1966 con el Premio Casa de las Américas con esta novela breve. Con un jurado compuesto por escritores ilustres (Alejo Carpentier, Mario Benedetti, Manuel Rojas y Juan García Ponce), esta obra ponía en el escaparate a una artista que desgraciadamente falleció en un accidente siendo aún joven, a la edad de 53 años. Aun así, ella tuvo tiempo de convertirse en toda una referente en el mundo del arte y de la cultura, con mucho emprendimiento, como puede ser el caso de la fundación del Museo de Arte Moderno de Bogotá.

La novela aquí para reseñar es toda una joya literaria psicológica. Sigue la estela de los grandes escritores de siempre, como puede ser el caso de James Joyce o Thomas Mann, con el uso de un flujo de conciencia donde los pensamientos se funden con la narración, donde la tercera persona se convierte en un yo. También sigue la estela de autores realistas y naturalistas como Leopoldo Alas Clarín o Emile Zola, donde la ciudad es otro personaje más, con vida propia. Ciudades como Buenos Aires, París o Roma son ciudades que deslumbran, que asustan, que enamoran. Que acompañan a una narradora y protagonista de nombre desconocido que emprende un viaje a través sus recuerdos para contarnos sus mayores intimidades. Estas intimidades se mezclan con las sensaciones, con las acciones, con las miradas, incluso con los objetos que la rodean. Inspirada claramente por Marcel Proust, las sensaciones son capaces de acercar el pasado al presente, de volver a experimentarlo de nuevo.

 Es fácil perderse entre la maraña de pensamientos, descripciones y movimientos de la narradora. Perderse en el buen sentido: sumergirse en un mundo de pensamiento femenino que va evolucionando y madurando con el paso del tiempo. Se inicia con una chica de 14 años en una localidad de Buenos Aires con un gran deseo por alejarse de las personas, una chica que quiere coger un tren para huir y perder su pasado de vista. Pero que, sin embargo, acaba en París a los 20 y allí se empapa de todo el lujo y la fiesta y la atracción de la ciudad francesa, tan anhelada y querida por tantos y tantos escritores, como es el caso de Ernest Hemingway. Y así se sigue por dos ciudades más (Roma y una que no se menciona), para así, definitivamente, recorrer cuatros yoes de cuatro veranos diferentes, en cuatro épocas de la vida diferentes. Toda una bildungsroman.

Firmamento Editores recupera un clásico latinoamericano que peligrosamente se iba perdiendo en la niebla del pasado. Marta Traba renace y, con ella, su literatura femenina. Fue ella una gran activista política, muy implicada en el futuro de las personas y de las letras. Ha escrito innumerables artículos, más de veinte volúmenes de historia y crítica de arte, varias novelas y también cuentos.

Cristià Serrano