La vara de Karanos

Opinión:

"La vara de Karanos" me ha recordado mucho a los libros clásicos de fantasía, tipo "Dragonlance" y otros por el estilo, no solo por el sistema de magia y la relación de humanos con los dioses, sino también por los estereotipos de personajes (la ladrona, el guerrero, el erudito...) y la propia estructura de la aventura.

Me ha dado la sensación de que es un tanto introductorio, y, aunque la trama de "La vara de Karanos" finaliza, sí que queda abierta la puerta a una continuación, ya que la guerra no está acabada y las revelaciones sobre un personaje dan mucho juego cara a un segundo libro. A la sensación de introductorio contribuye que haya mucho que explicar, sobre todo al principio.

Eso se debe a que el mundo creado por el autor es complejo. Hay varias regiones y cada una tiene sistemas de gobierno y particularidades distintas: el Imperio de Cesania recuerda a la Antigua Roma, la democracia Tranesia está dominada por los magos, el reino de Froedia es más bien medieval y Tiribol es más bárbaro (hay un dramatis personae que ayuda a no perderse, aunque no tuve que tirar de él). Las regiones no tienen mucha relación entre sí, y los distintos grupos (sacerdotes, guerreros y magos) tampoco es que se lleven muy bien entre ellos, lo que genera desconfianzas y reticencias a la hora de colaborar, que dan interés a la historia.

Esas mismas dinámicas se trasladan al grupo de aventureros que se va formando poco a poco, ya que todos tienen distintas procedencias y ocupaciones, aunque los estereotipos están tan consolidados y hay tan poca profundidad en su desarrollo que es un poco predecible cómo se van a comportar y cómo va a evolucionar la relación entre ellos. Y es que, al inicio, se nos los presenta más en detalle, pero luego las partes en las que aparece el grupo son muy cortas y quedan engullidas por todo lo que está pasando, a nivel macro, en Ferantin, lo que puede hacer que el lector se sienta un poco desconectado de ellos.

Otro grupo en el que no se detiene mucho Santi Limonche es en el de los propios dioses: vemos el consejo y la decisión que toman, pero no tenemos suficiente información contextual para entender la posición de cada uno de ellos o entender sus acciones (o su falta de acción).

Por lo demás, resulta una novela muy amena, con una trama movida sin lugar para el aburrimiento, repleta de saltos espaciales y con capítulos cortos que van al grano, así que es una buena lectura.

Déborah F. Muñoz