La sonrisa de Darwin

Opinión:

"La sonrisa de Darwin" es una novela negra atípica, cuya estructura viene a deconstruir la estructura prototípica del género negro. La obra empieza con un preámbulo en el que, mediante tres concisos y apasionantes flujos de conciencia, el lector se introduce en la mente de los tres personajes principales de la obra. Lo extraño es que uno no sabe quiénes son, qué hacen, a qué se dedican, por qué son así o qué les ocurre. El lector, por extraño que parezca, aún no sabe quiénes son Max, Noemí e Iván, pero rápidamente entra en sus mentes y detecta sus miedos, sus problemas y su incomprensión respecto al mundo.

Podríamos considerar que los protagonistas de la obra son dos: Max y Noemí. Max es un vagabundo cuyo único propósito de vida es la tranquilidad dentro de una ciudad donde la actividad no acaba nunca. Noemí, por su parte, es una mujer volcada en un trabajo de oficinista que no acaba de satisfacerla, con una crisis familiar que lleva décadas arrastrando y con una insatisfacción existencial de la que difícilmente puede salir. Su vida se limita a la plaza donde tiene un pequeño apartamento y donde está, también, su oficina. Es en los paseos que realiza de un lugar a otro en los que descubre la presencia del omnipresente Max, ya convertido en un elemento habitual del barrio, y poco a poco inician una relación de amistad, unidos por la complicidad del perro que siempre acompaña al vagabundo.

El triángulo lo cierra Iván, un joven asocial cuya vida ha sido determinada por el odio que siente hacia sus padres, que a la larga se ha convertido en una xenofobia peligrosa. Iván es vecino de Noemí, con la que no comparte ni un saludo, sino algunos prejuicios rápidos que jamás comparte con ella. En definitiva, se trata de tres personajes aislados cada uno en su burbuja, en su insatisfacción, y que Anna Maria Villalonga ha sabido crear muy bien mediante las determinaciones exteriores -asuntos familiares, experiencias de la infancia, miedos y relaciones personales-.

Una vez termina la presentación de los personajes, lo esperable sería encontrar el conflicto y la solución. Es cierto que aparece un conflicto, el asesinato de un vagabundo precisamente donde Max suele dormir -motivo por el cual él recibe todas las sospechas-. No obstante, la resolución de la tensión narrativa no es sencilla, pues Villalonga añade a la estructura clásica de la novela negra un componente nuevo: la crítica social y moral profunda. Y es que el acusado, un vagabundo, es acusado precisamente por su clase social, por su modo de vida, como reflejo de una sociedad hipócrita que prefiere quitarse el problema acusando a lo que ven como un 'despojo social', en vez de ahondar en el asunto, como sería el verdadero trabajo de la policía.

"La sonrisa de Darwin" es una novela negra sin detectives, sin investigación y sin una verdadera resolución del crimen. Pero no se trata de una novela negra incompleta, sino renovadora del género, de forma que abre las puertas de la narración hacia nuevas perspectivas, las de la crítica social que merece el siglo XXI. La narrativa negra, tan relacionada con el reflejo de la sociedad, requería un perfil más profundo en su aspecto social. Y Anna Maria Villalonga, experta en novela negra, se lo ha dado.

Darío Luque