La sanadora del emperador (Donde mueren los dragones de Jade 2)

Opinión:

Si bien el libro I, "El Pozo de las luciérnagas", lo calificaba como una bella historia encuadrada dentro de las bellas tradiciones orientales, "La sanadora del emperador" es una historia aún más bella si cabe, de amor, valentía, coraje, lealtad y perdón, dentro de uno de los periodos más convulsos de China, los últimos cuatro años que duró la invasión mongol al Imperio del Centro.

En este segundo libro asistimos a la historia de Akame desde los 18-22 años y no saldremos de la burbuja del mundo de las mujeres, que corre paralelo al mundo de los hombres, pero con sus propias reglas. La historia se retoma tras el golpe de estado palaciego narrado en el libro I, y con ello, la muerte del emperador y la caída del Imperio Song del Sur. Los supervivientes de la dinastía se verán obligados a buscar constantemente refugio para huir del asedio al que eran sometidos por los mongoles, hasta su último destino, la isla de Yaishan, donde tendrá lugar la sangrienta batalla naval de Yamen que decidirá el destino de la nueva dinastía.

Nuestra protagonista Akame parece haber encontrado su lugar dentro de los cánones de las leyes confucianas con la llegada al clan Cao del nieto de su difunto esposo, un hombre comprensible y amable que le da lo más importante para ella, su permiso para regentar la farmacia de su esposo, lo que la devolverá la serenidad y la ilusión perdida tras haber abandonado su casa natal para desposarse con el anciano Cao y la posterior poca acogida en su clan por su suegra y el resto de concubinas. Con el tiempo, el Pozo de las Luciérnagas se convertirá en su hogar y sus habitantes en su familia, y conocerá el deseo de amar y ser correspondida.

Sin embargo, la serenidad que Akame empieza a sentir, se resquebraja cuando es llamada para servir como médico y traer al mundo a uno de los hijos del difunto emperador Duzong, asistiendo en el parto a Mariposa Blanca, una de sus esposas. A partir de aquí, volveremos a entrar en ese mundo de renuncia, de sacrificio, de servidumbre y lealtad que las mujeres orientales tenían tan respetuosamente asumido. Una renuncia que no sólo se daba entre las clases medias y bajas, sino que se observa incluso dentro de la misma corte cuando Mariposa Blanca da a luz mellizos, un niño y una niña, y según la tradición imperial, la niña debe ser sacrificada para que su vitalidad no robe la energía al potencial heredero. Y en el caso de que se osara contravenir a los dioses, la mala fortuna podría caer sobre el Imperio. El trágico destino de las mujeres era asumido como condición de buenas confucianas, independientemente de la clase social a la que se perteneciera. Sin embargo, quedará la esperanza de saber que había mujeres valientes que, aun en la clandestinidad, se rebelaban contra alguna de esas horribles leyes confucianas.

Akame, ante las invasiones mongolas y viendo cómo el Imperio se desmorona ante sus ojos, tendrá que tomar la decisión más difícil de su vida: huir con la corte hacia territorios fieles a la dinastía o quedarse junto a su hogar y su nueva familia. Tendrá que poner a prueba su honor como médico imperial y su lealtad como mujer, una renuncia más, un nuevo sacrificio, y su decisión la llevará a vivir episodios trágicos, pero también muy bellos, incluyendo el descubrimiento de su verdadero origen.

Si la historia del Libro I se enmarca dentro de las bellas descripciones de las tradiciones orientales provocando una sensación de sosiego y de paz según la leíamos, el discurrir de la historia en el Libro II es mucho más vivaz, más ágil, centrada en episodios de acción con las constantes huidas hacia territorios libres del dominio mongol, con menos escenas costumbristas, pero igual o más de interesante y de atrapante es la trama. En este constante huir, seremos testigos del amor, de la bondad, de la esperanza, de los arrepentimientos, de secretos ocultos, y de cómo ellas, que vivían bajo el yugo de las tradiciones ancestrales y de su hacer por mantenerlas vivas de unas generaciones a otras, se tendrán que acostumbrar a vivir el presente ante los acontecimientos, porque tal vez, no tendrían un mañana.

La batalla naval de Yamen decidirá el destino de los personajes que, durante dos libros, nos han llevado a vivir una gran historia de amor con una Gran Dama como heroína, valiente, que afrontó su destino con obediencia, sacrificio, que luchó con valor frente a la adversidad, y lo más importante, amó y fue amada. Junto a ella nos han acompañado fieles eunucos y honorables mujeres que lo dieron todo por sus hijos, enfrentándose con sumisión a lo que el destino les deparaba. Una bella historia donde tras muchas vicisitudes, la esperanza vuelve a hacerse un hueco y vuelve a dar la oportunidad a nuestra protagonista de ser feliz

.Belén Flores