La pintora de bisontes rojos

Opinión:

¿Pudo ser una mujer la artista que dibujó los techos de la cueva de Altamira?

El libro comienza con una introducción brutal sobre un terrible asesinato ritual en el interior de una cueva. Lo siguiente que leeremos es un listado de los personajes que pueblan la Comunidad de la Cierva Roja, allá en el paleolítico. Sabremos de padres, hijos, talladores de piedras, cazadores, pescadores, constructores de armas y otros útiles, amigos, enemigos, partera, futuros compañeros y amantes, tallador de pedernal, hombres que hablan con los espíritus... Mariano F. Urresti nos llevará de viaje mediante saltos temporales.

La oscuridad, la magia y el asesinato crean una historia emocionante, pero es la amistad de dos mujeres separadas por dieciséis mil años lo que brilla con fuerza. Las mujeres son los pilares de esta historia, creada con tanta majestuosidad que respiran fuera de la página. Aia y Miren conectarán a través de la magia y el arte para demostrar que el lazo entre mujeres es eterno y no puede estar atado por barreras culturales y lingüísticas. Las pinturas rupestres paleolíticas creadas por Altamira unen a estas mujeres, como notas de amor hacia el futuro. Una historia fascinante repleta de guiños Borgeanos y Cortazarianos... un mundo doble habitado por luces y sombras, por pigmentos y paredes de piedra convertidas en lienzos para la posteridad. Pero también habitan aquí el crimen y la intriga, el asesinato y un complot inimaginable.

La novela se divide en dos líneas temporales: el paleolítico, en la cual nuestro autor le da forma a lo que pudo ser la vida de esa Comunidad, una trama repleta de aventuras y amor. Luego tendremos el presente, con Miren soñando trabajar en la reproducción de las pinturas de Altamira, a la vez que tiene esos extraños sueños que la acompañan desde su infancia, en los que ve a una joven de cabello rojo vestida con pieles. 

Historia compuesta por dos capítulos. En el primero conoceremos a esa tribu viviendo su vida en la región de Altamira, sus luchas, sus sueños, sus tragedias, mientras que nuestra pintora actual nos narra, desde Santillana del Mar en el año mil novecientos noventa y ocho, sobre su adinerada familia, sus secretos, miserias y vergüenzas. Sabremos de cierta organización secreta religiosa. En el segundo continuaremos con nuestros antepasados, aunque ya transcurrió un tiempo. Para Miren también pasaron unos pocos años, el asesino ha vuelto a matar. Y es que algunos creen que esas pinturas prehistóricas son obras del diablo. 

Qué queréis que os diga, me he quedado agarrada a este libro. No sé de qué documentación se valió Mariano, pero fue grandiosa, nunca había leído tantísima información de la cueva de Altamira y de la que es su copia exacta. Los detalles se complementan perfectamente con todos los aspectos narrativos de la trama. Ficción, crímenes, información, diálogos, es una maravilla el modo en que se enlazó el conjunto. El encuentro de ambas protagonistas me estremeció, es una escena brutal. 

Gran trama en la que no se pierde ni un poco de interés. Se nota que el autor, con sus palabras, quiere homenajear a su manera a todas las mujeres pintoras de la humanidad, dejando un trasfondo triste, buscando saber en qué momento nos alejamos de la madre naturaleza, a la que tan unidos estabámos antiguamente. 

Se cierra con dos epílogos que siguen engrandeciendo la historia.

Es difícil convencer a alguien cuando has leído algo especial, pero es así, no tengo palabras suficientes para deciros lo feliz que me siento de haber leído esta novela.

Violeta Lila