La particular memoria de Rosa Masur
Título: La particular memoria de Rosa Masur
Título Original: (Das Besondere Gedächtins der Rosa Masur, 2022)
Autor: Vladimir Vertlib
Editorial:
Impedimenta
Colección: Impedimenta
Copyright:
© Deutiche im Paul Zsolnay Verlag Wien 2001
Traducción: Richard GrossIlustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2022
ISBN: 9788418668678
Tapa: Blanda
Etiquetas: persecuciones familia lucha capitalismo Rusia comunismo supervivencia historia de Rusia histórica II Guerra Mundial narrativa judíos libros ilustrados libros premiados literatura rusa novela guerras hambre antisemitismo valentía emigración
Nº de páginas: 435
Argumento:
Rosa Masur tiene 90 años. Acaba de llegar de Rusia con su hijo Kóstik y su nuera Frida a un pequeño pueblo alemán que celebra su 750 aniversario. Alguien le pide que rememore su vida y ella accede: de hecho, tiene la anécdota del siglo. En el fondo, sigue siendo la misma chica oriunda de un pueblo en la frontera entre Polonia y Rusia; la misma mujer emancipada que creció en Leningrado en los años veinte, en plena fase de construcción del comunismo, que se convirtió en obrera de una fábrica textil y luego en traductora del alemán, y que sufrió el interminable asedio de la ciudad mientras criaba a sus dos hijos, y la gente sobrevivía haciendo caldo con la cola del empapelado, comiéndose al canario o devorándose los unos a los otros.
Una epopeya protagonizada por una mujer extraordinaria, divertida, inteligente y que no le tiene miedo a nadie. Un monumental fresco que describe un siglo de alma rusa, desde la época de los zares a la era del terror político y la lucha de clases. Una gran novela sobre una familia judía y sobre una mujer que se ve sometida a un destino increíble.
Premio Adelbert Von Chamisso.
Premio Anton Wildgans.
Opinión:
Un relato que describe la historia de una mujer bielorrusa y su familia desde el recuerdo a sus 92 años de edad, que no es otra que el destino de una familia judía más, solo que en otro enclave menos conocido. Si bien los horrores por los que miles de judíos tuvieron que pasar se conocen mayoritariamente dentro del escenario de la Segunda Guerra Mundial y la Alemania nazi, el movimiento antisemita fue algo que se extendió a lo largo y ancho del continente europeo. En este caso, asistimos a las persecuciones desde el escenario y época de los zares rusos hasta bien entrado el medio siglo XX.
La heroína es Rosa Masur y comenzamos a conocer su historia desde la época actual, cuando llega con su hijo y su nuera proveniente de San Petesburgo a Gigricht, un pequeño pueblo alemán de camino a Aix-en Provence, una región que tendrá especial significado para la familia. Allí se quedarán por un tiempo auxiliados por un subsidio mensual y el alquiler de un piso. Se juntarán a la comunidad judía instaurada tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y cuyo alcalde pretende hacer un libro conmemorativo de memoria histórica sobre personas mayores de credo judía procedentes de Rusia.
A partir de aquí empieza el relato vital de Rosa, desde la llegada con su familia a Vichí, un pueblo bielorruso con solo 2 años en 1909. Sabremos de sus miedos por la huida con su familia en julio 1914 con la idea de emigrar a Canadá donde se encontraba su hermana mayor y contaba las maravillas de ese nuevo mundo, aunque no tardaron en darse de bruces con la realidad cuando a su llegada a territorio austriaco fueron deportados a su ciudad de origen. Aun así, creció teniendo la posibilidad de ir a una escuela de niñas, obtener el bachillerato y volver a salir de Vichí en 1925 para estudiar "Leyes" en Leningrado (ilusamente "para hacer justicia a su país"), donde, debido al pasado de su familia, también se encontró con las puertas cerradas; terminó estudiando Filología Alemana acogida por un benefactor, y posteriormente trabajó como traductora de libros del alemán al ruso, lo que la hizo conocer una realidad distinta a la que estaba viviendo.
La Segunda Guerra Mundial también alcanza a Leningrado con la llegada de los alemanes y una nueva huida esta vez con un convoy de más de 40 niños evacuados a una colonia llamada "La comuna de Paris". Pero el avance del ejército alemán hará que tengan que regresar a Leningrado, y con ello, los bombardeos, el hambre, el frío, su trabajo en una fábrica de municiones, lo que nunca quiso, la soledad, la pérdida de la familia, en definitiva, las atrocidades de la guerra; 1944 llega con la expulsión de las tropas alemanas y un rayo de esperanza empieza a surgir llegando así hasta nuestros días.
El relato es lo que ella contará a los documentalistas encargados del proyecto de memoria histórica, y asistiremos a los hechos históricos más relevantes del casi siglo de historia de la acción, aunque ciertamente sin ahondar demasiado en ellos siendo el devenir de la protagonista el centro del argumento de la novela. Una mujer que llegó a anciana "sabia", pero también irónica y cínica, cualidades necesarias para sobrevivir; que llegó un momento en el que dejó de hacerse preguntas y empezó a caminar por la vida movida por el corazón y la necesidad de salir adelante puesto que la razón no le proporcionaba las respuestas que necesitaba; que supo adaptarse a las revoluciones que crispaban el ambiente y fue capaz de sortearlas; la fortaleza de una madre para con su familia, eso que ahora llamamos "resiliencia" pero que ya generaciones anteriores sabían de ello, y mucho; que, a pesar de su avanzada edad, se embarca en el supuestamente último viaje, con su hijo ya en sus 70 años y su nuera, al encuentro de un futuro mejor en Francia, entonando juntos un "¿Hemos firmado un contrato de alquiler con la desgracia?", y no es para menos como iremos descubriendo durante la lectura.
Sin embargo, no es un relato triste ni mucho menos. Es un relato de una gran fortaleza que, entre la tragedia y las vicisitudes, también encontramos episodios ficticios que dotan de determinada dramaturgia a la novela y que hasta pueden sacar al lector una sonrisa, como cuando tuvo que llevar a una curandera a su hijo porque no paraba de gritar y la tenía desquiciada; o el episodio de cuando unos vecinos mataron a un gato para tener algo de comida; o episodios de "canibalismo"; o el encuentro con el mismo Stalin cuando le envía una carta exigiendo un trato justo para su hijo detenido en otro ataque antisemita. También hay relatos de las "buenas gentes" con las que Rosa Masur se encuentra en su larga trayectoria, la amistad de su amiga Masha, o, ya en el tiempo actual, el encuentro con una mujer en el cementerio de Gigricht llevando flores a una tumba de alguien que no conoce, por la necesidad de ir a un sitio a honrar a sus familiares, aunque no sean ellos los que están ahí, y para honrar a esa persona sí enterrada ahí, pero, quizá sin familiares que puedan llevarle flores.
Una vida que los libros de Historia no cuentan.
Nos sabemos de memoria los años, las batallas, las contiendas, los
diferentes regímenes políticos, los nombres de los líderes, pero
poco se nos hace estudiar de la guerra particular que tuvieron que
librar sus gentes. Siempre nos quedarán historias como esta
que nos abran los ojos.
Belén Flores
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Comentario de los lectores:
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