La música despierta el tiempo

Opinión:

La figura de Daniel Barenboim apenas requiere presentación: pianista y director de orquesta de reconocido prestigio en todo el mundo, ha trabajado con las orquestas sinfónicas más importantes de Europa y de América. Además, su faceta como filántropo lo ha llevado a estar nominado al Premio Nóbel de la Paz por sus diversas actividades a favor de la convivencia y de la paz en Oriente Próximo. Sin embargo, quizás es menos conocida su labor literaria e intelectual, en la que destacan obras autobiográficas como "Mi vida en la música" (1992) y contribuciones a los estudios culturales y al pensamiento contemporáneo, como "Paralelismos y paradojas" (2002), escrito junto a Edward Said, "El sonido es vida" (2008) y "Diálogos sobre música y teatro: Tristán e Isolda" (2018), escrito con Patrice Chéreau. En octubre de 2022, sin embargo, Barenboim anunció su retiro de los escenarios tras ser diagnosticado de una enfermedad neurológica grave. Apenas unos meses después de este anuncio, la editorial Acantilado publica "La música despierta el tiempo", un magnífico ensayo en el que el director de orquesta reflexiona, desde su propia experiencia laboral y musicológica, sobre los encuentros entre la ética y la estética musical.

Desde los primeros capítulos del ensayo, Daniel Barenboim explora algunas características esenciales de la música, como la temporalidad o el carácter contrapuntístico, para establecer una serie de paralelismos entre esta disciplina estética y la vida práctica de todos nosotros. Distintas obras de Bach, de Wagner y de Beethoven sirven como ejemplos de estas características, con especial atención a las tensiones entre contenido y tiempo y a los vínculos entre distintos elementos dentro de una misma unidad. Asimismo, son de especial interés las páginas que el autor dedica a la fenomenología del sonido y a las relaciones entre formas musicales como la fuga, la sonata y la variación. En cualquier caso, no es hasta el tercer capítulo cuando atisbamos la tesis del ensayo, pues a partir de la "Ética" de Spinoza el autor reflexiona acerca de la libertad de pensamiento y de interpretación, dos temas relacionados con la ideología que nos llevarán inevitablemente hasta el caso práctico sobre el que quiere reflexionar Barenboim: la West-Eastern Divan Orchestra que fundó en 1999 junto a Edward Said con la intención de reunir a músicos de distintas nacionalidades en conflicto (israelís, palestinos y árabes, principalmente).

Inspirado en un poemario de Goethe que lleva por título "El diván de Oriente y Occidente", este proyecto se fraguó en Weimar bajo el auspicio del programa de Capitales Europeas de la Cultura; luego se trasladó a Chicago y más tarde a Sevilla, gracias a la Fundación Tres Culturas en España. En las páginas de este ensayo, Daniel Barenboim reflexiona sobre las implicaciones éticas y humanitarias de la orquesta, que llegó a actuar en Ramala y también en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sin abandonar el ámbito de la música, los últimos capítulos del ensayo exploran las tensiones entre Israel y Palestina y las posibilidades de solucionar el conflicto mediante el diálogo y la convivencia pacífica. Para ello, Barenboim cuenta la historia de dos palestinos, Ramzi Aburedwan y Saleem Abboud Ashkar, a quienes la música les cambió la vida por completo.

Una segunda parte del libro, bajo el elocuente título de "Variaciones", recoge ocho artículos y dos entrevistas que contribuyen a dibujar con más nitidez el perfil intelectual de Daniel Barenboim. En estas páginas se puede leer acerca de su relación personal con Edward Said, así como sobre su interpretación de las obras de Schumann, Pierre Boulez y Mozart. Asimismo, no carece de interés el texto dedicado a Wilhelm Furtwängler, director de orquesta en los tiempos del Tercer Reich, así como el capítulo final acerca de la doble ciudadanía -israelí y palestina- que ostenta el autor. Así pues, queda claro que los lectores no encontrarán en "La música despierta el tiempo" un ensayo de teoría musical ni un libro autobiográfico al uso, sino una defensa de valores éticos en relación con las características más esenciales de la estética musical.

Darío Luque