La montaña blanca

Opinión:

Un libro que se lee como una novela de aventuras, que sumerge al lector en la historia de Oriente medio del primer tercio del siglo XX, vista a través de los ojos de un joven arqueólogo británico, profesor en la Universidad de Oxford.

Es difícil evitar recordar a Lawrence de Arabia, otro arqueólogo británico que fue uno de los grandes protagonistas en esa región aquellos convulsos años, pero el protagonista de esta narración sólo comparte oficio y actividades militares con este personaje histórico.

Guarch consigue una obra de una extraordinaria amenidad, que permite no sólo conocer el nacimiento del Estado del Líbano, también los complejos intríngulis del ocaso del imperio otomano, las interesadas maniobras de los grandes imperios europeos, y el surgimiento de la nación árabe pese a la dificultad de su fragmentación en numerosas tribus, a menudo enfrentadas entre sí.

Sin duda es un gran acierto de esta obra su enfoque narrativo, con un protagonista de ficción que nos sumerge en aquellos convulsos años, permitiendo al lector conocer de primera mano unos hechos históricos muy difíciles de sintetizar en un libro. Guarch logra esa síntesis, combinando la crónica histórica con una ficción novelada cuyas páginas se devoran gracias a una prosa muy ágil, con una brillante construcción de personajes, con una extraordinaria contextualización de las diversas situaciones que se suceden en el relato.

Es un libro tan interesante como útil para entender la naturaleza de un conflicto que se viene arrastrando durante muchos siglos, donde las fronteras, los líderes, las religiones, las tribus, los imperios, los ejércitos y las guerrillas, la diplomacia, la economía y la política, giran como peonzas en torno al eje de su inestabilidad casi estructural.

Una región tan conflictiva, tan violenta, tan extrema, que se ofrece como un territorio fértil para la crónica y el relato, en el que Guarch destaca con este libro, al permitir al lector nada avezado con esa región sumergirse en los sinuosos vericuetos de su pasado.

Un ayer que vuelve una y otra vez al presente, como una rueda que gira infinitamente, porque sólo cambia el aspecto aparente del conflicto, manteniéndose inalterables las raíces profundas de la división y el enfrentamiento. Precisamente hablando de viejos conflictos, es conveniente detenerse en la sensibilidad del autor con las minorías oprimidas, que encuentran en esta obra una justa memoria. Como demuestra al escribir sobre el imperio otomano recordando la tragedia del pueblo armenio, que aún hoy sigue siendo un problema irresuelto.

Esta es una obra de enorme interés tanto para los interesados en la Historia de Oriente Medio, como para los que gusten de ficciones de aventuras con espías, ejércitos, geopolítica y la propia Historia, que en esta región se expresa especialmente en su riquísimo patrimonio histórico. Guarch ha escrito una obra formidable, no se la pierdan.

Jorge Riet