La guerra de la amapola

Opinión:

"La guerra de la amapola", según la revista Time, se encuentra entre las mejores novelas de fantasía de la historia. Además, quedó finalista de los premios Hugo, Nebula y World Fantasy. Con un worldbuilding inspirado en China-Japón, mezclado con magia chamánica y un fuerte componente militar, es comprensible que esta fantasía grimdark se posicionara entre los competidores a esos premios.

No obstante, si me preguntaran por qué creo que no llegó a ganar ninguno de ellos, diría con bastante seguridad que es por lo predecible que resulta. Mientras leía, anticipaba los puntos de giro, los arcos de evolución de los personajes y prácticamente todo lo que va a pasar desde cientos de páginas atrás. Que la autora se base en hechos históricos conocidos como los sucesos de Nankin no ayuda a hacerla menos predecible.

Al margen de eso, la novela es muy amena. Hay que advertir, sin embargo, que la historia es cruda en todo momento, cosa que a mí no me molesta, pero no es apta para gente sensible. Hay autolesiones, abuso de drogas, maltrato, mutilaciones, discriminación, genocidios... Todo tipo de atrocidades, descritas al detalle. He de decir que esto va haciéndose más intenso conforme avanza la historia: cuando empiezas a leer, puedes llegar a pensar que estás ante una novela juvenil de fantasía un poco oscura, porque la trama gira en torno al aprendizaje de Rin en la escuela militar y, aunque lo pasa mal, está dentro de los límites que puedes esperar en un entorno de acoso y con una protagonista desesperada por seguir en la escuela.

La guerra empieza entonces y las atrocidades empiezan a ir in crescendo conforme el ritmo se acelera. R. F. Kuang es muy gráfica al respecto y no tiene inconveniente en narrar mutilaciones y masacres tan detalladamente como las batallas. Además, el uso de la magia y los dioses es peligroso y destroza a los personajes psicológicamente, corrompiéndoles. Sin embargo, si quitáramos toda esa brutalidad, seguiría siendo una trama típica de una novela juvenil de fantasía en la que la protagonista toma decisiones impulsivas e inmaduras sin pensar en las consecuencias ni antes ni durante ni después.

Por otro lado, tal y como finaliza el libro, se reducen las oportunidades de que la autora siga basándose en la historia para continuar, lo que puede dar lugar a que en los siguientes deje volar más la imaginación y no resulten tan predecibles. Eso resulta prometedor, y además, como ya he dicho, este libro es muy ameno, así que le daré la oportunidad a los siguientes.

Déborah F. Muñoz