La frontera de piedra

Opinión:

Qué mejor manera para afrontar una lectura de género histórico que dedicarle un tiempo a contemplar un mapa de la época hacia finales del siglo IV y detenerse en una línea que lo separa todo: a un lado el mundo romano, al otro el resto de pueblos que se disputan cada palmo de tierra y luchan por su supervivencia. Una muralla de piedra que marca la frontera que unos quieren atravesar y otros defienden sin saber muy bien por qué, pues la mayoría pertenecieron en algún momento de la historia a otras tribus y fueron moneda de cambio, como lo es ahora nuestro protagonista.

A través de Goar, un niño de once años que crece escuchando historias de sus mayores y pensando que no son más que cuentos y leyendas, me he ido introduciendo entre los alanos y conociendo las relaciones que mantenían con otras tribus; aunque en determinadas ocasiones tenían pequeños desencuentros, principalmente se unían para defenderse del ataque de los hunos. Pero lo que más importa en este relato es la amistad que se va forjando entre los diferentes pueblos para conseguir, todos juntos, atravesar la frontera de piedra, esa muralla que los separa de lo que ellos suponen es una garantía para no extinguirse.

La trama gana en intensidad con la marcha de Goar a territorio romano, donde da comienzo una aventura tras otra al tiempo que conoce que la realidad es incluso más salvaje y despiadada de como se lo habían narrado. Entre ellas las que se dispone a vivir junto a Palaco, su compañero y principal enemigo, con quien tendrá que afrontar una misión tras haber cometido un delito de sangre.

No faltan tampoco en el relato los rituales, en los que se pide a los dioses una victoria o el trono para un hijo mediante sacrificios humanos; otro episodio que se funde con lo bélico y que nos muestra las diferentes costumbres de las tribus que componen el mapa del Mediterráneo oriental, hunos, alanos, godos, sármatas, tervingios..., a través de una trama de ficción que aportan unos personajes bien perfilados e interesantes en el conjunto de la novela.

Los distintos elementos que maneja José Zoilo contribuyen a que no decaiga la tensión, más bien a que esta aumente, encaminando los acontecimientos a lo que podemos denominar como el plato fuerte de la novela: la batalla de Adrianópolis, donde el ejército que encabezan las tribus, inferior en número, despliega un conjunto de estrategias para sorprender a las legiones romanas. Unos últimos capítulos que merecen ser leídos con atención, disfrutando de cada uno de los movimientos que se van sucediendo en el mapa y que dan como resultado una apasionante representación donde se unen la épica del momento con valores como el honor, la lealtad o la amistad.

Unos hechos que abren el apetito lector ante el inicio de la caída del imperio romano. Una aventura que ningún amante de novela histórica debería perderse.

Porlomenix