La dehesa iluminada

Ficha realizada por: Jorge Juan Trujillo Valderas

Título: La dehesa iluminada
Título Original: (La dehesa iluminada, 1990)
Autor: Alejandro López Andrada
Editorial: Berenice
Colección: Contemporáneos

Copyright:

Ilustraciones: B/N
Edición: 1ª Edición: Marzo 2020
ISBN: 9788418205057
Tapa: Blanda
Etiquetas: naturaleza contemporánea espíritus libros ilustrados literatura española novela orígenes vida rural agricultura ganadería fiestas populares pastores aves despoblación
Nº de páginas: 192

Argumento:

Abandonar la estación del hastío como gotas de agua inaccesibles al desaliento, dispuestas a remontar el río, a no aceptar la corriente ni lo corriente, aptas para para retornar a sus orígenes. Como ellas, pero con una maleta de renuncias, muchos regresaron a sus pueblos, a nuestros campos, muchos huyeron de sí mismos, de tanto cemento y el asfalto. Así escapó el protagonista de la novela a Veredas Blancas, su pueblo, el tuyo y el mío, y a su dehesa iluminada, uno de esos destellos del edén que aún nos aguarda en la tierra.

Con las sombras de los que se fueron próximas a su sombra, arropado por una luz todavía sin violentar, sobre las ruinas de los humildes hogares de mineros y pastores, bajo el gorjeo de quienes gobiernan los cielos y las ramas de los árboles, en compañía de un todo que en realidad es la nada en plenitud, el protagonista plasma en un diario íntimo, que es también diario de campo, lo que antes reflejaron sus ojos: la hermandad entre hombres, naturaleza y vida.

Opinión:

Literaria y existencialmente hablando, no son pocos los que se han rendido y han desandado el camino que los alejó de su tierra. Se han encontrado con pueblos en desbandada, heridos de muerte, pero que aún guardan el silencio verdaderamente callado y una luz que no se desangra en destellos absurdos.

La rendición era necesaria porque a muchos la vida les iba -nos va- en el regreso y contarlo era obligatorio. Con la reedición de "La dehesa iluminada", Berenice reivindica a Alejando López Andrada como el primero en arar los campos literarios del ruralismo mágico.

Pionero o no, ante todo conquistador de la escritura apacible -de esto doy fe-, siempre he admirado el sosiego y la luminosidad de los textos de López Andrada, su vindicación plástica de un mundo rural tan desconocido para varias generaciones de hombres y mujeres. Sin duda, nuestros campos y pueblos son el último refugio frente al tráfago de los días grises que nos regalamos, como lo son cada uno de los renglones que palpitan en la dehesa de Andrada.

Como la luz dulzona y el viento tímido abriéndose paso a través de las heridas de una vieja ventana, agitando los visillos y recordando a la mecedora su labor a ciertas horas, como el sosiego al caer la tarde, así se abre paso la dehesa iluminada.

Quizá no estemos ante un libro, sino ante una coartada para regresar a nosotros mismos, ante un billete que nos aleje de la asfixiante normalidad, de prisas desmemoriadas y destino incierto. Cómo no recomendar la calma, cómo no recomendar la lectura de un libro digno, íntegro e iluminado.

Jorge Juan Trujillo Valderas

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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