La decadencia de una familia (Los Médici 4)

Opinión:

Y llegamos al final de la tetralogía de los Médici trasladándonos a finales del siglo XVI para encontrarnos con María, una niña que se prepara para ser la futura reina de Francia. Cuanto más se acerca ese momento más cuenta se da de la necesidad de tener a su lado a alguien dispuesto a todo, que se comporte como un sicario o como el más hábil de los espías; un hombre que consiga en la sombra lo que ella no podrá conseguir desde dentro.

Según avanzamos en la lectura vamos entendiendo el porqué de todas estas precauciones, los motivos que le hacen tener tan clara una estrategia antes incluso de haber puesto un pie en su nueva vida; porque va a necesitar eso y mucho más para poder lidiar con las traiciones e intrigas con que le esperan los franceses, a quienes no podrá seducir ni con su belleza ni con su inteligencia. pues todavía permanece el odio hacia Florencia. Su primer escollo será Henriette, la amante del rey, quien no consentirá ser relegada, convirtiéndose en una de las múltiples pesadillas que tendrá que sobrellevar María de Médici a lo largo de su reinado.

El autor, fiel a su estilo durante las cuatro entregas de la saga, nos acerca la historia en pequeños episodios que plasman una serie de acontecimientos aislados que deberemos unificar para una mejor comprensión del momento. Un recurso que sirve para no alargar en exceso la biografía de María de Médici pero que en algunos relatos da la sensación de dejar la información incompleta o, al menos, con ganas de más. Un relato que también nos deja algunos apuntes acerca de su contribución a la pintura, de la mano de Rubens, quien representaría los hechos importantes de su vida; así como a una buena muestra arquitectónica que dejó como legado de su reinado.

Una trama histórica donde se da cuenta de los enlaces matrimoniales que pusieron en peligro la estabilidad en Europa y fueron mal vistos, sobre todo, por los franceses, que una vez más se levantan contra la monarquía para evitar un conflicto fraticida; aunque finalmente tendrán que participar en las guerras de religión que asolaron Europa. La intriga política para que en el trono se siente Carlos de Valois, nos narra una conspiración a nivel europeo para arrebatar el trono al rey Enrique; momento crucial en el que la reina le demostrará por qué los Médici habían sabido manejar el poder durante generaciones consiguiendo que la dinastía pasara a la historia por méritos propios y no por heredar la monarquía.

Las conspiraciones son una constante durante todo el relato y estas se llevan a cabo desde antes de llegar de Florencia, cuando aún no se había casado, siendo uno de los alicientes de su biografía por la variedad y número de causas que tuvo que defender. Una mujer que a cada golpe se hacía más fuerte y que recuerda a la dinastía de los Médici, tanto por el poder que acumularon como por las sabias decisiones que supieron tomar.

A la muerte de Enrique IV de Borbón se hace cargo de la regencia del trono francés, en nombre del heredero, su hijo Luis XIII. Cuando crece y pretende el trono que le corresponde tendrá que luchar en su contra al haberse convertido en un monstruo, un depravado que se encuentra arropado por una serie de personajes con los que la novela gana en intriga. No tanto como la que todavía nos espera con la entrada en escena del cardenal Richelieu, un personaje que me gustaría seguir conociendo y que sería un buen complemento para esta saga: el mayor de los conspiradores que marcó el inicio del fin de la reina María de Médici y con él, la decadencia de una dinastía.

Porlomenix