La dama púrpura

Opinión:

Otra biografía de una gran mujer olvidada por la historia. De Irene de Atenas, aunque estuvo en el poder varias décadas, solo se habla para comentar que hizo una barbaridad para mantenerse en el poder y que acabó con la persecución a la devoción a los iconos. Pero una mujer que estuvo tanto tiempo en lo más alto a pesar de su condición sin duda tuvo que ser extraordinaria y Javier Torras de Ugarte ha creado en torno a ella, sin salirse de lo que se conoce de su figura, una historia creíble y muy amena.

En la novela, además de conocer una trayectoria de ascenso al poder apasionante, vemos una gran evolución en Irene y entendemos todas las difíciles decisiones que tuvo que tomar, además de cómo movió las fichas de palacio para ganar los máximos apoyos posibles y convencer a todos de que tomaran una dirección sin que se dieran cuenta de que la idea había partido de ella.

A lo largo de los años vamos viendo su determinación y su negativa a dejarse hundir ni siquiera en los momentos más duros, pero también su cansancio, sobre todo desde el momento en que su hijo empieza a tomar decisiones que la obligan a elegir entre él y el Imperio y conforme va perdiendo a los aliados en los que se ha apoyado durante años.

Además del punto de vista de la corte palaciega y de lo que le ocurre a Irene mientras se mantiene en el poder, se abren nuestras miras con las subtramas de Herón y Zoe, que nos acercan a distintas localizaciones importantes y a otras culturas diferentes a la bizantina. Además, en esas partes hay un componente de aventura y un pequeño punto de fantasía por el don de Herón y lo relacionado con su estancia en el desierto, aunque creo que esto último era innecesario.

Se intercalan además en la trama distintas narraciones de cuentos tradicionales y mitos relacionados con los lugares donde están los personajes, ya que les gustan mucho las historias y las narran a la menor ocasión. Eso y las diferentes ambientaciones, muy logradas, te hacen meterte en la historia y la hacen muy disfrutable, así que la recomiendo.

Déborah F. Muñoz