La chica que leía El viejo y el mar

Opinión:

Gonzalo Calcedo, uno de los autores de relato corto más prolíficos y reconocidos de España, vuelve con una nueva colección titulada "La chica que leía El viejo y el mar". Este palentino, conocido por su estilo sobrio pero con matices y calidez, ofrece diecinueve relatos que, como en sus obras anteriores, encuentran en los ambientes cotidianos contemporáneos el terreno perfecto para arrancar la anécdota de la rutina. Las historias aquí reunidas comparten esa mirada triste y melancólica tan característica de Calcedo, capaz de encontrar poesía en los pequeños momentos y tragedias veladas de la vida diaria. Temáticamente hay un poco de todo: una mujer que espera en un aeropuerto y charla con un hombre mayor, una joven que viaja sin rumbo, la mujer que comienza una conversación gracias a su perro, unos jugadores de ajedrez que fijan su atención en una joven que lee a Hemingway…

Como suele ocurrir en las colecciones del autor, cada relato tiene su propia voz y tema, pero todos se entrelazan a través de una atmósfera común de melancolía y desarraigo. El título del libro, La chica que leía El viejo y el mar, corresponde a una de las historias más memorables de la colección, donde una joven intenta reconstruir su vida mientras encuentra refugio y conexión en la lectura del clásico de Hemingway. Habrá más gatos es el que considero más completo y atractivo, sobre un hombre que alimenta a un gato perdido y establece un vínculo especial con el animal y su entorno.

Calcedo es un narrador avezado, ganador de premios como el NH Vargas Llosa, Tiflos y Hucha de Oro, que lleva décadas construyendo un universo literario coherente y diverso. Sus relatos, marcados por una precisión narrativa y una profundidad psicológica, transitan por espacios que podrían parecer anodinos -bares impersonales, hogares en los que hay poco amor, reuniones familiares tensas u hoteles de paso-, pero que en sus manos se transforman en escenarios llenos de significado y emoción contenida. Como en sus anteriores obras, el autor demuestra un buen dominio para retratar la fragilidad humana y las contradicciones de sus personajes, que suelen ser desubicados, perdedores o soñadores atrapados en circunstancias adversas.

La sobriedad del estilo de Calcedo no está reñida con la riqueza emocional de sus textos. Es esta economía narrativa, combinada con una calidez y empatía hacia sus personajes, lo que convierte al autor palentino en un escritor de interés. 

Los diecinueve relatos de esta colección se suman a títulos La carga de la brigada ligera (2004) y "Como ánades" (2021), que ya tuve la oportunidad de reseñar. Aunque cada historia de esta nueva colección puede disfrutarse de manera independiente, juntas forman un mosaico que refleja las luces y sombras de la experiencia humana. Calcedo no necesita artificios ni giros sorprendentes para capturar la atención del lector: le basta con esa mirada aguda y sensible que transforma lo cotidiano en extraordinario.

Rafael Ruiz Pleguezuelos