La chica del vestido de topos

Título: La chica del vestido de topos
Título Original: (The Girl in the Polka-dot Dress, 2011)
Autor: Beryl Bainbridge
Editorial:
Ático de los Libros
Copyright:
© Beryl Bainbridge, 2011
© Futurbix Project, S.L., 2012
Edición: 1ª Edición, Septiembre 2012
ISBN: 9788493971908
Etiquetas: américa estados unidos historia de estados unidos libro de viajes literatura de viajes narrativa norteamérica política psicología
Argumento:
En el lluvioso verano de 1968, Rose viaja desde Londres a Estados
Unidos para reunirse con un hombre que conoce como Washington
Harold. En su maleta lleva un vestido de topos y un billete solo de
ida. En un país conmocionado por el asesinato de Martin Luther King
y en el que la violencia amenaza con desencadenarse de nuevo, ambos
unirán fuerzas para encontrar al carismático y elusivo doctor
Wheeler -oráculo, gurú y redentor- a quien Rose adora por haberla
rescatado de una infancia terrible y contra quien Harold alberga un
silencioso rencor.
Rose y Harold cruzan el continente en una furgoneta Volkswagen
desde Baltimore hasta California, siempre un paso por detrás de
Wheeler. Su búsqueda les llevará hasta el hotel Ambassador de Los
Ángeles, donde Bobby Kennedy está a punto de pronunciar el último
discurso de su vida
(argumento editorial)
Opinión:
Quizá a estas alturas resulte reiterativo decir que los grandes
libros permanecen siempre abiertos, que admiten e incluso exigen
relecturas, que se adaptan, como arcilla en nuestras manos, a lo
que vemos en ellos desde un determinado lugar en el mundo, único
para cada lector.
"La chica del vestido de topos" pertenece
a esa categoría de novelas, y en tiempos donde proliferan las
publicaciones de autores del siglo veinte o principios del
veintiuno con el marchamo de "nuevos clásicos" -cuando en realidad
se trata de narradores correctos que presentan la indudable ventaja
para las editoriales de sus derechos de autor caducados-, es de
agradecer que un sello apueste por ofrecer a los lectores en lengua
española un libro como éste, que sin alardes ni pretensiones
transparentes alcanza grandes cotas literarias.
La novela puede entenderse como una road-movie cuyas
imágenes debemos incorporar a un texto sugerente que así lo
permite, pero también cabe ver en ella un relato kafkiano o una
historia realista de trasfondo político y expresión simbólica. El
primero de estos significados se hace evidente en el transcurso de
escenas y episodios: las interminables carreteras americanas, los
silencios en la conducción, los diálogos secos, la tensión entre
los protagonistas, una retahíla de paradas, comidas y descansos que
sirven también para que la autora, con buena mano, nos acerque a la
psicología torturada de ambos protagonistas, sus recuerdos y
dolores asociados, sus atisbos de planes y la aparente distancia
entre una y otro, que a medida que avanza el libro nos hace pensar
que quizá no sea tanta. El tono kafkiano lo apreciamos en ese
divagar en busca de una meta existencial a la que, en realidad,
nunca se llega; en el encuentro constante con lugares y personajes
que parecen esconder un enigma, y que no es otro que el propio de
cualquier vida; en el humor apenas subrayado, como una música de
acompañamiento; y, finalmente, en una de esas casualidades de la
historia literaria que tal vez no lo sea: el hecho de que se trate
de una novela inacabada.
Pero aludíamos también a la clave
realista de la narración, y su significación político-simbólica: en
un país confundido por los cambios, la violencia, las revoluciones
sociales y sus resistencias, dos personajes que encarnan -a su
manera- la ancestral ingenuidad americana y su contrario, el oscuro
resentimiento que alimenta una agresividad latente, se dirigen
hacia un mismo objetivo movidos por fuerzas tan típicamente
antagónicas como el amor y el odio; expresión sin duda de las
diversas corrientes sociales que en a finales de los sesenta
confluían, no sin dificultades, en la construcción de una historia
que cada vez menos se encontraba en sus manos o a su alcance. En
este sentido no es descabellado ver en el gurú doctor Wheeler una
anticipación sutil de las arcanas fuerzas que dirigen nuestro mundo
más allá de las figuras presidenciales que les ponen rostro.
Y así, cargada de sentido, la prosa accesible pero muy efectiva de
Bainbridge nos va desgranando una historia llena
de capas, entretenida y tensa, que requerirá seguramente de una
segunda lectura en el futuro, uno de esos títulos a los que
necesitaremos volver de cuando en cuando, y al que no deslegitima
su azaroso final. Nos hemos referido a Kafka, salvando las
distancias que haya que salvar, y en este caso podemos decir lo
mismo que afirmaríamos del clásico: nadie echará de menos una
manera "narrativa" o "novelesca" de concluir el libro, de hecho
algo así desmerecería sus múltiples significados. Pero también
debemos aplaudir la forma en que se pone fin al volumen: el recorte
de Los Angeles Times de 1968 en el que se relata cómo, en el día
del asesinato de Robert Kennedy, testigos afirmaban haber visto
decir a una chica con vestido de topos: "lo hemos matado". ¿Era
Rose?, ¿ayudaría, si así fuese, a que todo encajase de alguna
manera?, ¿importa realmente? Por fortuna, la novela deja todas esas
respuestas a la libre apreciación de los lectores.
Francisco Casoledo
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Comentario de los lectores:
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