La catedral de ébano

Opinión:

Novela corta, de apenas cien páginas. En esta prodigiosa narración multirreferencial hallamos influencias de toda una extensa miríada de los autores clásicos más relevantes del género fantástico, las incidencias son directas, palpables y harán las delicias de todo amante y conocedor del terror y la ciencia ficción de los siglos XIX y XX.

Comienza con un misterio, cuando nuestro protagonista, Jacinto Masegosa, un médico científico nos cuenta en primera persona que ha recibido una extraña carta de un tal Carlos Iniesta, que dice está a punto de morir y le pide que no vaya a buscar su cuerpo dentro de cuatro noches alrededor de la catedral de ébano.

Prepararos para leer una historia original ambientada en el siglo XIX. El inicio epistolar de esta novela abre una caja de Pandora donde el protagonista bascula entre la ciencia y el esoterismo. Donde lo real e irreal se solapan en un abrazo fraternal... lo imposible es sólo una palabra con un prefijo que denota una carga negativa que esta obra se encarga de demoler, presentando una realidad que recuerda a las estrambóticas maquinaciones de Maurice Renard y su maravilloso y rocambolesco Doctor Lerne. Nuestro médico también juega a ser Dios, sueña con poder atrapar el alma de las personas y dotar a la suya de la inmortalidad.

Una novela de ficción con dos tramas moviéndose a la vez, la carta misteriosa que trae de vuelta la antigua leyenda de la catedral de ébano con personas que desaparecen alrededor de ese lugar y cuyos cuerpos nunca más vuelven aparecer y a un científico que usa el sótano de su casa con un fin horrible, donde hombres amordazados se ahogan en sus propios gritos.

Pedro González mezcla sucesos reales juntando ciencia y mitos. Personajes inventados e históricos, como el Papa Borgia Alejandro VI, de Copérnico, Gessner, Bruno, Kepler, Pascal, Spinoza, Hume o Kant.

Giros inesperados mantienen el corazón del lector en un baile de sobresaltos. Tiene mucho más de ciencia ficción que de terror, incluso el propio terror se siente suave porque la intención del autor no es asustar, es advertir que en esa iglesia se esconde algo maligno. Sentiremos que la intriga se va dosificando y ambas tramas se acercan lentamente. Se siente igual que aquellas novelas antiguas de corte clásico en las que las creencias y la ciencia enfrentaban a los protagonistas o donde horribles experimentos desafían cualquier moralidad.

Usa una prosa muy natural y precisa dentro del desarrollo de esta obra, donde explica las principales doctrinas filosóficas. Por supuesto bucea en el mundo sobrenatural, aunque ahí confundirá al lector, yo también llegué a creer que ese Ser era... y no, ahí recibiremos una buena bofetada.

En ningún momento baja la tensión, al revés, va en aumento según se acerque al desenlace. Tal vez no es el final que esperábamos, de cierta justicia humana, aun así, convence en su rareza y en su pavor.

Me ha encantado, por tener ese brillo lustroso de los clásicos de antaño, esos que sabían estremecer con la simple sugerencia, con la atmósfera adecuada, con insinuaciones veladas y con ese sentimiento genuino y potente... esa certeza de que va a ocurrir un hecho terrible.

Violeta Lila