La caricia de la bestia

Título: La caricia de la bestia
Título Original: (La caricia de la bestia, 2017)
Autor: Cristina C. Pombo
Editorial:
Espasa
Colección: Espasa Narrativa
Copyright:
© Cristina C. Pombo, 2017
© Espasa Libros, S.L.U., 2017
Diseño cubierta: © CoverKitchen
Ilustración cubierta: © Stieber / Shutterstock
Edición: 1ª Edición: Octubre 2017ISBN: 9788467050424
Tapa: Blanda
Etiquetas: abuso de poder drogas violencia humor género negro misterio feminismo mujeres intriga tensión literatura española novela secuestros thriller zombis secretos tortura chats perversiones familias desestructuradas machismo familias monoparentales policía corrupción policial burundanga droga caníbal conspiranoias zombificación
Nº de páginas: 437
Argumento:
Cuando la subinspectora Diéguez deja el puesto, a la inspectora Laura Tébar le ponen un nuevo compañero: mucho más joven que ella, y a quien ve como un perroflauta. Tébar tiene un carácter terrible forjado por una vida dura, es cínica a morir, y borde sin remordimientos. El nuevo subinspector, al que llaman El Cons, además de joven es sensible, intuitivo, y viene del país vasco. Sus caracteres chocarán continuamente.
Justo cuando él llega a Grazalema (Cádiz), aparece lo que las víctimas consideran un zombi. Salen del bosque, caminan y atacan como zombis… Pero no puede haber zombis en la vida real ¿O sí?
Opinión:
El acierto de Espasa publicando "La caricia de la bestia" es brutal. Esta novela policíaca no tiene nada que ver con el resto de novelas de género negro que pululan por el mercado. No me refiero a que la trama sea distinta -que lo es, aunque en realidad es mucho más sencilla de lo que parece; yo supe de qué se trataba esa zombificación en las primeras páginas aunque aquí no apareciera hasta la doscientas y pico [sólo hace falta haber visto algunos telediarios para saberlo], y también supe quién estaba podrido en las alturas mucho antes de que los polis lo sospecharan o que la autora quisiera dar pistas al respecto, pero eso es porque la novela negra y el terror son dos de mis fuertes literarios-.
Así pues, no me ha sorprendido en exceso -aunque sí algo al final- la trama, pero me ha resultado fascinante la pareja de policías protagonista. Laura Tébar, con cincuenta y cinco años, es dura como el hierro y borde hasta decir basta, todo lo contrario que El Cons (o David Merino). Su relación es intensa: se repelen, se atraen, se fastidian, se buscan, se machacan, se retan… Y todo esto con un humor envidiable. Lo que me he podido reír con esta novela era impensable. Tébar es la típica feminista que niega serlo, y El Cons dice muy acertadamente que qué persona sensata no es feminista (persona, no mujer), algo con lo que concuerdo. Quizás Tébar sólo quiere decir que no habría que ponerse etiquetas ni luchar por ser feminista porque ser feminista es lo normal, ¿no habla de eso la igualdad de derechos entre hombres y mujeres? Pues la discusión no debería existir, y así, a trancas y barrancas, Laura Tébar a veces actúa como un tipo machista y otras como una paranoica, y sus conversaciones y discusiones con El Cons son para partirse de risa. Y muy reales, por cierto, esa credibilidad me ha parecido magnífica, todo un diez para Cristina C. Pombo.
Lo que me ha desconcertado y aún no sé si es una broma del humor de la autora es lo de los apellidos en esta novela. Aquí aparecen Diéguez, Méndez, Vázquez, varios Sánchez, varios Ramírez (también Ramos y Vázquez como si se tratara de un juego de palabras), Hernández, Estévez, varios Fernández, varios Pérez, González… Esto no se puede hacer, mujer. Si hay algo importante en las novelas son los nombres, imprescindibles que sean reconocibles para poder evocarlos en un momento dado. Al principio me desconcertaba, y al final acabé por pensar que era una coña de la autora porque si os fijáis en los detalles de las primeras iniciales, hay un David Merino Sánchez y un Diego Morales Sánchez (D.M.S.). Broma o no, se agradecería que esas cacofonías con los nombres de los personajes no se utilizaran en las novelas. Eso sí, por algún extraño motivo, o quizás sólo sea talento, Cristina C. Pombo consigue que recordemos quién es quién. Vale, será talento.
"La caricia de la bestia" es una magnífica novela negra que ahonda en las relaciones laborales, en la personales, en la mente humana cíclica (para morirse de risa cuando El Cons entra en bucle con sus paranoias), en la condición humana más perversa y oscura, en el bien y el mal, que se nutre del misterio y el folklore para dejarnos en ascuas y engancharnos, y que cambia de escenario haciéndonos conocer el sur (transcurre en Cádiz).
Muy, pero que muy recomendable: si todavía no la has leído, no te la pierdas. A pesar de ser un drama, una novela policiaca de temática perversa, y no tratarse de humor negro, yo me he partido de risa con ella por la naturalidad de los hechos, y eso es maravilloso.
Foto homenaje:
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Comentario de los lectores:
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