La caja azul

Opinión:

José Antonio Ponseti nos regala la historia real de su familia, una historia muy triste, como tantas otras vividas por muchísimas familias en nuestro país, debido a las consecuencias de la Guerra Civil Española. A pesar de ser una más, no deja de ser menos importante. Es una historia triste, de mucho sufrimiento y hay que ponerse en la piel del que lo cuenta y lo difícil que ha debido ser, además, el propio autor lo pone de manifiesto a lo largo del libro, y no es para menos.

Ponseti es un locutor deportivo de radio, actualmente en la Cadena Ser, en programas como Carrusel Deportivo El Larguero, Ser Aventureros y Cien Yardas, entre otros.

"La caja azul" es una novela autobiográfica, la historia de su familia, pero también se puede considerar un libro histórico, de la Guerra Civil Española, que deja ver claramente una gran labor de investigación del autor, tanto de la situación que vivió su familia, especialmente su abuelo, como la de la propia etapa bélica en sí, especialmente La Batalla del Ebro.

Para ponernos un poco en situación y resumiéndolo mucho, La Batalla del Ebro tuvo lugar entre el 25 de julio y el 16 de noviembre de 1938. Tuvo lugar en el cauce bajo del valle del Ebro, entre Tarragona y Zaragoza. Fue la más larga y sangrienta de toda la Guerra Civil, donde las pérdidas humanas y materiales de ambos bandos, tanto republicanas como franquistas, fueron inmensas. Las cifras de muertos no están claras, se estiman en más de 20.000 personas, sin contar heridos, y muchos de ellos aún están en fosas comunes o en paradero desconocido.

El libro comienza con la madre de José Antonio Ponseti, Juana, quien antes de fallecer le pide a su hijo que investigue qué fue de su padre, Antonio, cuando se lo llevaron para combatir en la guerra, como a tantos otros hombres, sin querer y con el miedo y la pena de tener que abandonar su vida y a sus familias, sabiendo que probablemente no regresarían nunca. Para ello le entrega una caja donde guarda recortes de todo lo que ella, su madre, su hermana y su abuela fueron consiguiendo poco a poco, al tener noticias con cuenta gotas de Antonio. Esa caja se queda sin abrir durante algunos años, José Antonio no se ve con ánimo de recordar y ponerse a investigar, hasta que finalmente, y gracias a su mejor amigo, Oriol, y a su tata, Pepita, se pone a ello. El interior de la caja contenía fotografías, documentos, cartas, recortes de periódicos, entre otras cosas, y una carta, la de su madre dirigida hacia él, con la historia de lo que ella sabía y recordaba de su padre, puesto que cuando se lo llevaron ella tan sólo tenía cinco años, y aun así lo recordaba todo como si le acabara de suceder. A partir de ahí es cuando empieza realmente una gran labor de investigación, tirando del hilo con lo poco que tenía, averiguando poco a poco y con mucha paciencia lo que fue de su abuelo, logrando por fin que las cuatro mujeres de su familia, las que sufrieron la angustia, el miedo y la incertidumbre de no saber de su ser querido, descansen al fin en paz.

El libro está muy bien escrito, con una estructura correcta y con tiempos bien marcados. Además, el lenguaje que utiliza es muy cercano, relata a la perfección la historia de su familia, lo cual es algo muy íntimo y personal. Es una historia muy sincera, en la que no se esconde de sus sentimientos, tanto a la hora de perder a sus padres, como a la de desgranar la historia que nos brinda durante el resto del libro. Me ha gustado bastante la manera de integrar su propia historia familiar con la propia Guerra Civil, hay que tener en cuenta que no hace tantos años que sucedió y prácticamente todos tenemos padres, abuelos o bisabuelos que nos han contado las penurias y el hambre que sufrieron en tiempos de guerra y posguerra.

Por eso considero este libro como un regalo, gracias al valor y el tesón de Ponseti para investigar la historia de su familia, nos hace entender y comprender mejor lo que vivieron las nuestras. Destaco también el valor de las mujeres, tanto de su familia, como de muchísimas otras que, pese a no estar en el campo de batalla, libraron su propia guerra. Mujeres como Francesca, Joana, Teresa, Juana y Pepita, que lograron salir adelante junto a sus hijos, luchando cada día para sobrevivir.

Judith L.