La cadena trófica. Manual de literatura para caníbales II

Opinión:

Como tantos lectores, comencé disfrutando la escritura de Rafael Reig en las sucesivas columnas sobre literatura que ofreció en un rosario de suplementos literarios, pero de manera muy especial ABC Cultural y El Cultural de El Mundo. En estas piezas breves de opinión, Rafael Reig ya mostró un talento genuino para explicar la literatura desde perspectivas sorprendentes o comparaciones que a ninguno de nosotros se nos hubieran ocurrido. Las sucesivas entregas del "Manual de literatura para caníbales" ofrecen precisamente eso, una manera tremendamente original de hablar de literatura, y explicar eso tan difícil de comprender de por qué las modas artísticas van y vienen, pero siempre hay una esencia que permanece en el universo de la creación.

Esta especie de manual de literatura caprichoso y en ocasiones disparatado se presenta como una novela sobre la saga familiar de los Belinchón, personajes que tienen la inmensa fortuna de cruzar sus vidas con Espronceda, Pérez Galdós, Rubén Darío o Juan Ramón Jiménez. Con ese tono de medio en broma medio en serio que tanto gusta al autor, recorremos la historia de nuestra literatura al tiempo que asistimos a los juicios rápidos e implacables que se realizan a escritores y estilos literarios. Aunque uno detecta al momento que lo que tenemos delante es una especie de despliegue de filias y fobias del gran autor de todo este artificio, Rafael Reig, el trabajo de explicación del universo mental de la literatura de la época tratada es tan original y lúcido que uno siempre quiere leer más. El capítulo dedicado a la semblanza y defensa de César Vallejo es de una belleza y delicadeza infinitas, con unos párrafos para subrayar y tener bien presentes.

El libro funciona mucho mejor como ensayo que como novela, si en algún momento el escritor intentó tal cosa. No ocultaré que se leen mucho mejor las partes de "La cadena trófica" que se ocupan de manera concreta de jugar con nuestra historia de la literatura, que aquellas que realmente aportan detalles sobre los Belinchón, una saga familiar que no llega a interesar demasiado y deviene una mera cola de pegar entre fogonazo y fogonazo de la impecable luz crítica de Rafael Reig. Esta cuestión no evita que haya párrafos auténticamente brillantes, iluminadores, en "La cadena trófica". El lector que entre en el juego literario propuesto por Rafael Reig reirá al tiempo que entrará en contacto con reflexiones sobre la historia de las ideas literarias de gran brillantez. Yo reí mucho cuando se ocupaba de contemporáneos como Javier Marías o Pérez Reverte, dibujados con un espíritu de caricatura sobresaliente.

"La cadena trófica" es por tanto una digna continuación de "Señales de humo", y una clara recomendación para los que gustan de bucear en las profundidades de nuestra historia literaria. No se pierdan los "Ejercicios prácticos" y "Para saber más" propuestos por el autor. Son divertidísimos y, entre carcajada y carcajada, profundos.

Rafael Ruiz Pleguezuelos