Insomnio

Opinión:

En las novelas en general y en el terror en particular valoro mucho tres cosas: que no me cuenten la misma historia que ya he leído, que en el caso de que lo hagan resalte la narración -el estilo narrativo- o que incluya variaciones que me sorprendan. Así pues, valoro mucho "Insomnio" porque me parece una narración muy correcta, que a pesar de no tener exceso de tensión trepidante sí me ha mantenido pegada a sus páginas; valoro la novela también porque no me cuenta lo mismo que las demás: en este caso las protagonistas en nuestro escenario real son las propias sombras que cohabitan con nosotros; y la valoro, finalmente, porque si bien no me he llevado sorpresas, sí desconocía por completo por dónde irían los tiros, dado que no ha tocado un tema universal, sino que se ha servido de su propia imaginación para narrarnos una historia de terror (el mundo del más allá, de las pesadillas y las fantasías oscuras tienen las puertas abiertas a la imaginación). Aunque le admito la sorpresa final -había una, sí- que tiene que ver con una confesión de uno de los personajes.

En realidad, para ser honesta, lo único que no me ha gustado ha sido la portada, pues el dibujo le resta credibilidad a la historia -tienes más la impresión de que dentro hay ficción y sí, la hay, pero cuando lees una novela necesitas creer que puede ser real, especialmente si es de terror, porque así es mucho más intensa, y la portada, por el estilo de dibujo, me recordaba continuamente que ese ahorcado era un personaje, y ese personaje era... un dibujo de la portada. No sé si me entendéis. A lo  mejor otro estilo de dibujo no me habría dado la misma impresión.

Las cuerdas y los nudos se utilizan en la magia en distintos ritos, pero Sergio los utiliza para darles a los personajes un ápice de esperanza. Pero cuidado, esta historia tiene trampa, así que todo lo que lees no tiene por qué ser realmente verdad. ¿Cómo explico esto? No lo explico, hay que leer la novela para entender.

La novela de Sergio Moreno está contada en presente por un narrador omnisciente (ese que todo lo sabe, y además al segundo, conforme va ocurriendo la historia) y quitando algún fallito en la revisión y un pequeño gazapo, es una narración correcta.

Con sus personajes nos permite empatizar porque les vemos sufrir. Pablo es casi una sombra de sí mismo, Myriam va perdiendo la templanza conforme pasan los días aunque se cuida muy mucho de que su marido se percate de su situación, y Gus quiere hacer lo imposible por ayudarles porque es el único libre de la maldición. Son sensaciones que se van transmitiendo mediante hechos. Y en este caso ni son ángeles ni son demonios, son términos medio -ni muy buenos ni muy malos-. Son seres humanos que cometieron errores, que ocultaron lo que pasó, que mintieron y que ensombrecieron el pasado. Ahora esas sombras, de forma metafórica, serán quienes destapen aquello que se ocultó.

Un tercer personaje, Hugo, llegará en un momento dado para vivir una experiencia bajo los efectos del opio con Gus y Myriam. Es aquí, momento esperado toda la novela, donde se descubrirá cómo es ese otro mundo oscuro y siniestro del que vienen las sombras. Y es allí donde Gus conocerá al ente oscuro que las envía para torturar a los malditos. Y es un trozo muy potente de la historia porque sucede en un mundo onírico provocado por el opio, pero dejadme deciros que la utilización de las sombras con las que cohabitamos (las sombras que producen los focos de luz, por ejemplo) cuando cobran vida son más sugerentes (pero no para bien, el miedoso mirará las sombras de su casa con otros ojos) y escalofriantes.

Un libro bastante recomendado por mi parte, para disfrutar especialmente de noche.

Anika Lillo

Foto homenaje: