Historias de Dunnet Landing

Opinión:

En octubre de 2015 la editorial Dos Bigotes lanzó al mercado la novela La tierra de los abetos puntiagudos. Escrita por Sarah Orne Jewett, introducía en España una obra inédita que allá por finales del siglo XIX había tenido cierta resonancia en la literatura norteamericana (en cierta forma se considera un clásico). La respuesta de los lectores aquí fue positiva y se convirtió en uno de los libros más vendidos de la editorial. Ahora, 6 años después, la editorial recupera a la escritora de Maine con cuatro relatos inéditos en castellano. 

La tierra de los abetos puntiagudos seguía a una mujer escritora que se hospedaba en la ficticia localidad costera de Dunnet Landing en busca de paz y tranquilidad para terminar su libro. Allí se desplegaban, además, otros personajes femeninos: personajes independientes, personajes amantes de la libertad, del respeto a la tradición o de los paseos bajo los abetos. En el momento de su publicación, 1886, el libro se convirtió en su obra más aplaudida. Un grande como Henry James la describió como una pequeña y hermosa obra maestra o la grande Willa Cather se valió de su influencia para plasmar su pluma. 

Tras su publicación y su éxito, la escritora recuperó a algunos de esos personajes femeninos, incluyendo a la protagonista principal, para elaborar diferentes relatos sobre la localidad de Dunnet Landing. Los publicó en diferentes años y en diferentes periódicos. Sus personajes siguieron siendo independientes, alejados de un mundo cada vez más industrializado. Respiraban aire puro, hablaban de puertos pesqueros o de marineros y se ayudaban mutuamente para mantenerse fuertes y tradicionales al mundo pastoril. 

Estos cuatro relatos destilan mucho aroma de nostalgia, donde se cuentan historias del pasado, historias que acercan el lector a ciertos personajes, ya vivos o muertos, que vivieron historias apasionantes de amor. Historias que involucran a reinas o a marineros fallecidos en alta mar. Las mujeres aquí viven atrapadas en un mundo del pasado, aún fuertes, resistiéndose al cambio. Habitan en un mundo maravilloso, tranquilo, pacífico. A decir verdad, las descripciones en los relatos son increíbles. Sarah Orne Jewett posee una habilidad especial para trasladar al lector a un lugar lejos del ajetreo y del guirigay de la urbe. Sus descripciones, además, dan a uno la sensación de poseerlas, incluso tocar.

Sarah Orne Jewett nació en 1849 en South Berwick, Maine. Su padre, médico, la llevaba en multitud de ocasiones a visitar granjeros o marineros. Eso despertó en ella un amor muy profundo por la costa, por los peligros de la mar y por el mundo bucólico que luego plasmó en su obra literaria. Falleció en 1909.

Cristià Serrano