historia del automovil

Título: historia del automovil
Título Original: (10 p.c.)
Autor: Ilya Ehrenburg
Editorial:
Melusina
Copyright: Traducción del ruso de Jorge Ferrer
Primera edición: septiembre 2008
ISBN: 978-84-96614-55-0
Etiquetas:
Argumento:
"Historia del automóvil"
es un título que puede resultar bastante equívoco para el lector no avisado. No
se trata de un recorrido histórico por la evolución del auto como podría pensarse
a priori sino que el autor,
Ilya Ehrenburg, describe a través de
sus artículos todos aquellos aspectos (más bien negativos) que tienen que ver con
la pujante industria automovilista que a finales de los años 20 y mediados de los
años 30 vivió una primera Edad de Oro tanto en Europa como en Norteamérica.
Ehrenburg agrupa sus ensayos periodísticos en cinco bloques:
- El nacimiento del automóvil: En 1798, en plena revolución francesa,
Philippe Lebón inventó un gas capaz de alumbrar y mover máquinas, pero su primer
diseño de motor de automóvil no llegaría a hacerse realidad hasta 1898, momento
en que aparecieron los primeros autos / faetones en París. También se nos cuenta
cómo un joven Henry Ford ideó el sistema de producción en serie para sus fábricas
automovilísticas.
- El automóvil: En ese bloque Ehrenburg se centra en describir
las penosas condiciones en las que los obreros de Citroen o Ford realizaban su trabajo
en serie -mal pagados, expuestos a graves accidentes laborales y enfermedades crónicas-
y al servicio siempre de un sistema deshumanizador y alienante que sólo favorecía
al gran empresario.
- Los neumáticos: En las selvas de Brasil, los culíes se ocupaban
de extraer caucho de los troncos de las heveas. En plantaciones de más de mil hectáreas
estos indígenas eran esclavizados, azotados y explotados por poderosos terratenientes
que vendían el caucho a las grandes empresas automovilísticas para la fabricación
de neumáticos.
- La gasolina: En estos artículos se describen los infructuosos
intentos por parte de los principales dueños de las grandes compañías petrolíferas
por hacerse con el control del oro negro soviético así como las diferentes estrategias
de estos magnates por mantener su poder empresarial. Se nos describe sin escatimar
detalles como estos eran capaces de mover los hilos de la política internacional
(sin escrúpulo alguno ni ético ni moral) para no perder sus privilegios ni beneficios
económicos.
- Un melodrama bursátil: Cómo un último punto de esta descripción
feroz sobre los entresijos del capitalismo y su relación con el negocio del automóvil,
Ehrenburg centra sus artículos en hacer una breve (y trágica) semblanza sobre una
serie de personajes relacionados con la Bolsa y su funcionamiento (corredores de
bolsa, accionistas, etc.) que terminaron bastante mal.
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Opinión:
Este libro es muy parecido en cuanto a intenciones y estilo al otro que leí hace
unos meses de este mismo autor,
La Fábrica de sueños.
En ambos el autor intentaba hacer una crítica furibunda, lo más negativa posible,
del sistema capitalista. En el primer caso, se centraba en destripar los intríngulis
de la creciente industria cinematográfica hollywoodense en manos de empresarios
más preocupados por hacer dinero a toda costa que arte. En "Historia del automóvil" nos
ilustra en cambio sobre los aspectos más alienantes y deshumanizadores de la automovilística,
dirigida también por una serie de personajes que parecen cortados por el mismo patrón
que los directivos de los estudios cinematográficos: unos sujetos interesados en
aumentar su patrimonio personal, abaratando costes y sin importarles lo más mínimo
las deplorables condiciones laborables o sanitarias de sus obreros. Los operarios
son considerados por los empresarios como una pieza más de la maquinaria, nunca
como seres humanos, como un engranaje, como una tuerca. Lo importante es que no
piensen ni tengan criterio alguno.
De igual modo, el caucho que sirve como materia prima de los neumáticos de los coches
es producido a costa de la explotación de unos indígenas que trabajan hasta la extenuación
a cambio de su dosis diaria de opio y que son azotados como esclavos cuando comenten
alguna muestra de desidia. No mucho mejores son los grandes capitalistas dueños
del petróleo mundial que son capaces de mover los hilos del mundo para conseguir
sus pretensiones de hacerse con el control petrolífero ni los accionistas o corredores
de bolsa... en definitiva, como sucedía en "La Fábrica de sueños" un eficaz
manifiesto anti-capitalista, propagandístico y bastante panfletario pero no por
ello de enorme valor literario.
Y esto lo digo porque aunque el contenido de los artículos me pareció interesante
- aunque de manera bastante irregular - es en el modo de narrar de
Ehrenburg en donde encuentro elementos
más valiosos. Son textos periodísticos pero arropados por un estilo narrativo muy
personal en el que mezcla datos objetivos con recursos novelescos. Muchos de estos
ensayos se pueden leer como una narración dickensiana en la que el pobre obrero
o el honrado y humilde oficinista sufren todo tipo de penalidades, mientras que
el típico Mister Scrogge sólo piensa en acumular cada vez más caudal.
En la reseña sobre
La Fábrica de sueños
que publiqué en estas mismas páginas subrayaba el hecho de que
Ehrenburg resultaba un tanto ambiguo
en su crítica sobre el funcionamiento de la industria cinematográfica de Hollywood.
En sus textos creí advertir una mezcla de ironía pero también de fascinación por
los personajes retratados. En esta ocasión el autor se pone claramente del lado
de los más desfavorecidos y no cabe ambigüedad alguna. La carga irónica por tanto
se torna aquí mucho más fuerte y eficaz aunque sí es cierto que muchos de los magnates
son retratados desde la comprensión, intentando hacernos entender sus razones o
motivaciones aunque éstas puedan parecernos éticamente reprobables.
Recordar que todos estos ensayos fueron escritos a finales de los años 20 y mediados
de los años 30 aunque lo cierto es que algunas de las cosas que
Ehrenburg expone en sus textos siguen
teniendo bastante vigencia aún (desgraciadamente).
Joseph B Macregor
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