Hilma Af Klint, Visionaria

Opinión:

Podemos decir que el arte abstracto tuvo su origen con las creaciones de pintores como Kandinsky o Malevich, pero si hay un verdadero precursor, ese fue Hilma af Klint. Su trabajo fue decisivo para la Historia del arte occidental, y supo crear obras que ella ya consideraba adelantadas a su tiempo. En este tomo de Atalanta "Hilma Af Klint, Visionaria" vamos a disfrutar de algunas de las mejores, impresas a todo color, lo cual junto a los textos de diferentes autores lo convierte en un libro de referencia sobre esta famosa expresión cultural.

La joven Hilma sentía atracción por el ocultismo y, tras la muerte de su hermana pequeña, se involucró en el teosofismo y el rosacrucismo, para terminar practicando el espiritismo. Fue así que junto a otras jóvenes amigas y también artistas, se dedicaron a llevar adelante sesiones de espiritismo, en virtud de las cuales decían recibir mensajes de los Maestros Iluminados, espíritus superiores que les ordenaban trasladar el Otro Mundo en imágenes a través de sus pinturas. En este sentido desarrolló la capacidad del dibujo automático, cuyas obras podemos apreciar en este libro. Este tipo de arte, con el tiempo, se consideraría pionero del surrealismo. Además, por esa época Klint comienza una exploración del mundo que la rodea, de la naturaleza, las diferentes religiones, la física y química. Todo esto iba plasmándolo en su obra en forma simbólica, en clave, pues entendía que ella no era más que una mensajera de los espíritus que le dictaban sus visiones.

Más adelante en el tiempo, veremos que ella descubre su propio estilo, su identidad, adelantándose al movimiento abstracto, aunque sin querer nunca formar parte. Conoció a Rudolph Steiner, un ocultista austríaco también adscrito a la teosofía que, sin embargo, no prestó mayor atención a su obra. Podríamos inferir que es en esta época donde se produce una crisis creativa en la vida de la autora, pues dejará de pintar durante cuatro años. Recordemos que los teosofistas no aprobaban el espiritismo.

A menudo en sus pinturas podemos encontrarnos con dualidades, geometría, las fases de la vida, colores que indican las emociones humanas, y en el conjunto de pinturas titulado "Pinturas del Templo", observamos figuras misteriosas y esotéricas, una narrativa visual que los estudiosos piensan como portales a otra dimensión.

Al óleo, a la acuarela, produjo pinturas en casi todos los tamaños, mostrando los aspectos de las distintas religiones, que tanto la llenaron de curiosidad en su juventud. Paralelo al arte, Klint llevó un diario donde plasmó buena parte de su pensamiento espiritual. Siguió produciendo hasta los años treinta y con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, su producción se detuvo. Le dejó a su sobrino una herencia de más de mil doscientas pinturas, y sus diarios. Murió en Suecia natal, habiéndose negado a exhibir sus pinturas.

Hojeando el libro disfrutaremos de dibujos de gran belleza: capullos de flores, pétalos y espirales. Los autores que analizan la obra sostienen que los espirales están muy presentes en sus dibujos pues simbolizan el crecimiento, la evolución y la trascendencia. Daniel Birnbaum, director del Moderna Museet en Estocolmo, junto a otros renombrados especialistas en arte, hace un gran análisis de la vida y obra de la autora, incluso analizando en específico algunas de las tantas pinturas impresas aquí a todo color.

Una de las últimas instrucciones que dejó en sus diarios, algún tiempo antes de morir, era que muchas de sus obras debían permanecer guardadas y no ser vistas hasta veinte años después de su muerte. Klint nos deja un legado fastuoso de arte y mil maravillas para ser descubiertas y redescubiertas una y otra vez.

Violeta Lila