Haru. Cada día es una vida entera

Opinión:

Nos cuenta Flavia en esta metáfora de la vida que la vida surge como surge y que es nuestra decisión el cómo queremos vivirla. Se nos puede poner por delante todo tipo de dificultades, pero está en nosotros el afrontarlas de una manera u otra.

Haru se pasa cinco años de su vida renegando de un aprendizaje con el cual al final de su vida tiene que reconocer que es el que le ha servido para salir airosa de la vida a la que ha tenido que enfrentarse.

Acaba por volver al lugar del cual ha estado huyendo toda su vida. Nos adentramos en el crecimiento y la maduración de esta muchacha japonesa, la cual ya tiene un destino forjado y del cual intenta huir una vez tras otra, acabando por volver a la senda marcada, no sin antes duros batacazos y aprendizajes forzados. Un alegato a la vida, a cómo afrontar según que decisiones y una maravillosa prosa que nos adentra en la cultura japonesa.

Nos muestra Flavia todos los entresijos de un dojo (escuela a la que solo unos pocos elegidos tienen la opción de entrar), enseñanzas y tradiciones japonesas fuera del alcance de los occidentales y mediante el desarrollo de la maduración de Haru algo nos hace reflexionar en nuestro interior. ¿Realmente llevamos la vida que queremos, o por el contrario nos hemos dejado llevar por la vida que nos ha tocado?

Personajes buenos que al final no resultan tan buenos, malos malísimos con los que terminamos empatizando, y Haru, personaje principal de la cual no puedes decir que sea precisamente adorable, puedes odiarla a momentos, no entender su cabezonería en otros, pero que al final de la historia entiendes (junto a ella) que toda su vida ha sido un aprendizaje, que toda nuestra vida es un aprendizaje. Que no debemos insistir en un destino que no está establecido para nosotros, que la vida nos otorga lo que nos merecemos….

Libro que te hace replantearte el refrán de "uno recoge lo que siembra" y que la vida es solo una y hay que vivirla acorde a tus pensamientos.

Ross Goose