Gotham City: año uno

Opinión:

No es la primera vez que se hace un cómic ambientado de alguna manera en el universo de Batman sin que este aparezca en absoluto o en el que su aparición sea meramente anecdótica. Ni será la última. Suelen dar buen resultado, si se escoge bien guionista y trama a desarrollar.

Nos vamos a adentrar en una Gotham construida para las familias y que parece una gran urbanización, en donde, como en los pueblos, se dejan las puertas de casa abiertas y las personas tienen sus problemas pero son felices y viven en comunidad de manera armoniosa. Nada que ver con lo que acostumbramos a ver en la actualidad con crímenes por todas partes, suciedad, contaminación, lluvia y renegror. Una Gotham en la que Batman no existe. Ni siquiera ha nacido su padre, pero sí sus abuelos, que son parte importante de esta historia.

Puede que Gotham fuera antaño luminosa como aquellos anuncios en los que se veía a idílicas familias tomando juntos el desayuno antes de ir al colegio y el trabajo mientras la madre y esposa se quedaba atendiendo las labores del hogar, pero siempre ha habido oscuridad en el interior de sus habitantes y cuanto más alto en la escala de poder y más rico, mayor la oscuridad y las tinieblas. Como siempre, en realidad, desde que el mundo es mundo.

"Gotham City: año uno" empieza como lo haría una típica cinta de género con una mujer acudiendo a un detective, Sam Bradley, (cabe señalar que es el primer personaje creado para DC). Un detective solitario y desengañado de la vida que nos va narrando todo con la típica voz en off y las típicas frases:

«Era joven, pero no tanto. Segura, pero no tanto. Educada, pero no tanto»

Un inicio que merece ser leído con música de jazz tranquilo y una botella de bourbon, güisqui o lo que coño queráis meteros en el coleto para empaparos de lleno en la atmósfera. Un detective con un pasado como expolicía del GCPD, como la mayoría de detectives, que va a recibir hostias a mansalva mientras intenta resolver el secuestro de la «princesa de Gotham», y esto es todo lo que hace falta saber. Profundizar más, es fastidiar el cómic. Una historia del pasado contada en el presente por su protagonista al mismísimo murciélago. Porque a veces hace falta saber por dónde sopla el viento y cómo empezó todo. Una historia que, como toda buena historia negra, se complica a pasos forzados a medida que avanza, con buen ritmo y de manera sorprendente, pero también con su lógica.

«Me dolía el estómago. Necesitaba enderezar mi nariz. La cabeza no dejaba de molerme a chirridos. Y estaba en medio del sucio corazón del mayor crimen de la historia de Gotham City.»

"Gotham City: año uno" se lee, se devora más bien, con gusto. Tom King es un experto en Batman, en todo lo que le rodea y sobre todo, en tejer buenos guiones. Buena muestra de ello es este cómic. Uno de los mejores que he leído en lo que va de año con un Batman que no está pero al que se le nota respirar.

Un cómic sucio, sórdido y duro, como toda buena historia negra y criminal que se precie, como lo que es exactamente.

Diego Palacios