España contra su Leyenda Negra

Opinión:

No cabe duda de que toda mención a la Leyenda Negra Española, generará un apasionado debate, hará perder las formas a más de uno y levantará más de una ampolla. Los historiadores y aficionados a la historia están divididos en dos bandos en apariencia irreconciliables: los que consideran que la leyenda negra es una realidad histórica y los que creen que se trata de una exageración o de un mito, llegando al punto de darle la vuelta hasta formar una Leyenda Rosa.

La realidad es un punto intermedio y repleto de matices que no conviene a los que utilizan la historia con fines sectarios y políticos, reforzados por el propio complejo de inferioridad y decadencia constante que arrastramos los españoles. Por eso es tan importante investigar los hechos, cargarse de documentación y detectar los puntos en los que se ha distorsionado, o directamente inventado, la historia. Como también es importante detectar el origen de esos mitos, identificar el partidismo de esas posturas y entender para qué se están instrumentalizando.

Javier Rubio Donzé, fundador de Academia Play, aborda este debate con rigor en "España contra su Leyenda Negra: Mitos, agravios y discursos". Aunque deja muy clara su opinión, nos presenta todas las posturas y ofrece una avalancha de documentación que desmonta todo tipo de mitos que proliferan más que nunca hoy en día: desde que España no existe como concepto hasta hace poco hasta el supuesto genocidio contra los indígenas y las barbaridades de la Inquisición Española (que en términos comparativos no fue ni la mitad de horrible que en otros países, ni mató a tanta gente).

También pasa por otros conceptos que no forman parte de la Leyenda Negra pero que se nutren de forma similar, como que no se puede hablar de reconquista, que Al-Ándalus era un paraíso de convivencia multicultural o todo lo que rodea al fenómeno de los nacionalismos. Y no se queda atrás con la crítica al otro extremo, que propone una Leyenda Rosa en la que todo fueron buenas acciones, se busca una anglofobia sin fundamento o se presenta una comparación sesgada con otros países.

Sea como sea, el autor no se limita a contra-argumentar de forma vacía, sino que aporta numerosos datos y hasta textos documentados que tratan directamente el tema. Esto hace que algunas partes sean algo espesas, pero también le da mucha solidez a un libro que debería leer más de uno, sobre todo para evitar la manipulación y no llegar a extremos absurdos como derribo de estatuas de personajes históricos o la negación del pasado.

Déborah F. Muñoz