Escritos sobre el arte

Título: Escritos sobre el arte
Título Original: (Ingres a-t-il écrit?, 2024)
Autor: Jean Auguste-Dominique Ingres
Editorial:
Elba Editorial
Colección: Elba
Copyright:
© del prefacio de Adrien Goetz
© de la traducción, José Ramón Monreal, 2023
© de esta edición: Editorial Elba, S.L. 2024
Traducción: José Ramón MonrealIlustraciones: Color
Edición: 1ª Edición: Enero 2024
ISBN: 9788412649796
Tapa: Blanda
Etiquetas: antología arte divulgación ensayo música libros ilustrados literatura francesa pintura reflexiones teatro pintores artistas historia del arte no ficción
Nº de páginas: 120
Argumento:
Como muchos grandes pintores del siglo XIX, Ingres escribía sobre el arte. Lo hacía en cuadernos desordenados, en borradores de cartas de negocios, en cuentas de gastos, en papelotes dispersos en medio de otros papeles, pero que juntos conforman una de las obras sobre estética más significativas de la modernidad. Fue su alumno Henri Delaborde quién recogió, en 1870, los pensamientos dejados por el maestro, de los que esta edición destila su quintaesencia.
Procedentes, pues, de fuentes diversas, y sin embargo singularmente coherentes, en ellos nace una reflexión sobre el arte que tiene en igual medida el sentido de la eternidad y el sentimiento de la vida, el eco del lenguaje confidencial y la vocación de lo absoluto. No estamos frente a un tratado o a una obra sistemática, sino frente a una suerte de aforismos que capturan una intuición, ante reflexiones sobre la pintura desarrolladas en medio de los alumnos, mientras se mueve entre los caballetes, da explicaciones delante del modelo y corrige los trabajos.
Sin embargo, pocas páginas están recorridas como estas por tal tensión metafísica, con un Ingres al margen de los clichés, que hace un elogio de la pureza de la línea, pero también de la emoción en pintura, una mística de lo Bello; que nos habla no del arte de su tiempo, sino del arte atemporal y sin etiquetas, del arte que es "eterno y único", como única y eterna es la belleza de la naturaleza.
Opinión:
Jean Auguste-Dominique Ingres fue uno de los principales exponentes de la pintura neoclásica francesa pese a no ser un pintor de academia. Fue muy criticado por sus coetáneos y muy admirado por sus sucesores, en concreto Henri Delaborde, aunque hubo que esperar hasta el siglo XX y la influencia que sus obras tuvieron entre los vanguardistas, como Matisse y Picasso, cuando su obra fue valorada y fue encumbrado como uno de los grandes de su tiempo.
Según Delaborde, su más fiel discípulo, Ingres escribía reflexiones sobre pintura y sobre cualquier expresión de arte allá donde le venía bien. Pero, no lo hacía con intención de pasar a la posteridad con ello; solo tomaba nota para sí mismo de aquello que le parecía interesante que luego transformaba en consejos para sus alumnos. A partir de aquí solo caben destacar algunas de esas citas que más me han llamado la atención como aprendiz del lápiz y pincel: "Que no pase un solo día sin trazar una sola línea"; "Cuanto más simples son las líneas y las formas, tanto mayor es la belleza y la fuerza. Ocurre con esto como con todas las cosas"; "Tened siempre en el bolsillo un cuaderno y tomad apuntes con cuatro trozos de lápiz de los objetos que os llamen la atención"; "Lo que lleva más tiempo a un buen pintor es pensar en todo su cuadro, en tenerlo por así decir todo en su cabeza", entre otras.
Hay muchas reflexiones sobre la técnica del dibujo, el uso del color, la luz en los cuadros, retratos, etc. Sus ideas artísticas huían de la opresión y la disciplina de los talleres de pintura y abogaba por llevar el arte a "la naturaleza". Anteponía el sentimiento del artista al aprendizaje de las proporciones rechazando así el modelo predeterminado. Decía de "pintar lo que se ve y lo que siente el artista" aunque eso lleve a deformar la realidad. "El color en un cuadro debe ser el que le siente bien". Defendía una pintura que perteneciera al dominio de las ideas y de los sentimientos. Su idea era enseñar lo contrario de la educación que él había recibido. Entendía la pintura como un ejercicio espiritual, interior y meditativo.
Son múltiples las alusiones a los clásicos a quien dedica un capítulo entero pues "pretender prescindir del estudio de los antiguos y de los clásicos, o es una locura, o es pereza"; "Dirigíos a los maestros, hablad con ellos; os responderán, pues todavía están vivos"; "No tengáis escrúpulos en copiar a los antiguos. Sus producciones son un tesoro común del que cada uno puede tomar lo que le plazca". Y una última muy dirigida a los autodidactas: "Quien quiera servirse solo de su intelecto pronto se verá reducido a la más miserable de todas las imitaciones, es decir, la suya".
Hay un capítulo completo dedicado al Cinquecento, escuela de la que se nutre: Tiziano, Baroccio, Carracci, Rafael a quién considera el dios de la pintura, y no se corta en críticas hacia sus detractores (Rubens, Rembrandt). Habla de la temporada que pasó en Roma, la ciudad eterna, hablando no de arte, sino de su vida. Allí aceptó algunos encargos, pero rechazó grandes obras porque de hacerlo "habría sido una ocasión para despertar la envidia y ocasionarme de nuevo los tormentos de los que he huido". De allí marchó a París, de regreso a su país, donde recibió homenajes y elogios, pero vio cómo se atacaba al hombre-dios, Rafael, lo que hizo considerar marcharse, tal era su admiración por él. En París no llegó a sentirse reconocido sino incluso maltratado "presa de lo que la anarquía de las artes tiene de más violento y absurdo", y les tachó de ser "una sociedad ignorante, falsa, envidiosa y de mal gusto".
No todo serán reflexiones sobre pintura. Hay un capítulo dedicado a la música, en este caso alabando a la música alemana frente a la italiana de la que solo dice tener "malas costumbres"; otro al teatro volviendo a adorar a autores italianos (Corneille, Racine, etc.) incluso confrontando con lo que denomina "monstruosidades" de Shakespeare.
Con sus escritos llegamos hasta sus 80 años y un epitafio final descubriendo a un artista con pocas filias y numerosas fobias en cuanto a artistas que han pasado a la historia se refiere. Leyendo el breve ensayo es como estar sentado en un aula magna y estar escuchando a un profesor hablar de arte, interesante por las técnicas que aconseja, y al mismo tiempo "entrecomillando" algunas de esas reflexiones por poder ser consideradas políticamente incorrectas.
Interesante.
Belén Flores
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
Si te gustó este libro, también te puede interesar...
- Los visigodos. Historia y arqueología de la Hispania visigoda Luis del Rey Schnitzler Almuzara
- Los Reyes Del Río Cat Jarman Ático de los Libros
- Lutero, Calvino y Trento: la Reforma que no fue Alberto Garín García Fernando Díaz Villanueva Sekotia
- (Somos) extraños para nosotros mismos Rachel Aviv Lunwerg
- ¡Que los dioses nos ayuden! Néstor F. Marqués Espasa