Ella que llegó a ser el sol

Opinión:

La historia de "Ella que llegó a ser el sol" es sencilla pero potente: una joven que recibe un destino que no desea, así que decide apropiarse de uno nuevo a base de voluntad y de convertirse en su hermano. Su gran motivación es alcanzar la grandeza y nada se interpondrá en su camino: ni su condición de mujer, ni ninguna de las adversidades con las que se vaya topando en su camino, que solo la hacen más fuerte y acaban dando impulso a sus saltos hacia cotas de grandeza mayor.

Esa fijación hace que el personaje se mantenga en la misma línea todo el libro, sin que ningún dilema moral parezca afectarle en demasía. Por otro lado, aunque en el monasterio sí que parece demostrar talento e inteligencia, luego todo lo que consigue parece más cosa del destino que de su propio mérito. Eso hace que sea muy difícil conectar con ella, más allá de la empatía inicial.

El contrapunto de Zhu, cuyo destino está unido al suyo, es el eunuco Ouyan, un hombre que, despojado de sus atributos viriles, odia todo lo femenino. Es el personaje más interesante, en mi opinión, porque por un lado está motivado por el odio por lo que le hicieron a él y a su familia, pero por otro lado aprecia muchísimo, a su pesar, al hijo del principal responsable de lo que ocurrió. Pero de nuevo su destino se impone y está arrastrado por él.

Con personajes así, no es de extrañar que se explore mucho el tema de la identidad de género, el género fluido y la homosexualidad, encarnada en la esposa de Zhu, Ma, el único personaje que es puro y que tiene unos valores éticos como principal motivación, lo que le hace sufrir.

La mayoría de los personajes masculinos heteros con poder (y el eunuco que querría ser como ellos) son despreciables y machistas, lo cual era coherente con la época y el lugar en la que está ambientada la novela, aunque no deja de ser una declaración de principios. Por otro lado, escama un poco que al final el mensaje pueda ser que en el libro la única forma de prosperar de las mujeres es renunciar a su femineidad o utilizar a los hombres.

Hay un toque de fantasía, pero sin el cual la historia podría desarrollarse perfectamente. Conocemos la vida en un monasterio budista, lo cual es interesante, y luego en un campamento rebelde, aunque casi toda la acción ocurre fuera de escena. También hay mucha intriga política, aunque se ven a la legua las intenciones de todos los personajes y cuáles serán sus movimientos, lo que hizo que el segundo y tercer cuartos de la novela fueran tremendamente lentos, desinflando un gran inicio con muy buen ritmo, pero preparando un último cuarto que es un no parar.

Al final, la protagonista todavía no ha llegado a ser emperador, pero el tablero ha quedado posicionado con varios bandos, así que quedamos a la espera de un segundo libro.

Déborah F. Muñoz