El violín de Lev

Opinión:

Helena Attlee, conocida por el público por su pasión por los jardines italianos, gracias a obras como El país donde florece el limonero o La historia de Italia y sus cítricos, nos sorprende en esta ocasión con algo distinto, "El violín de Lev", viaje por la historia de un violín y la tradición secular de la fabricación de este instrumento en Cremona. La fascinación de Attlee por este instrumento de sonido hipnótico y epítome de lo clásico la llevan a emprender un viaje en busca de su origen en la ciudad italiana de Cremona.

A lo largo de esta apasionante travesía, la autora nos sumerge en una narración rica en detalles históricos y culturales. Nos transporta a través del tiempo y el espacio, desde la música sacra hasta la opulenta corte de los Medici. Attlee desentraña la trayectoria de este violín con la pasión de una novelista. El libro se convierte en un compendio de innumerables historias fascinantes en torno a la música y el oficio de luthier. A medida que investiga, la autora explora la Cremona actual, con sus talleres y la única escuela pública dedicada a esta milenaria artesanía.

La reconstrucción de las vidas posibles del violín de Lev nos lleva a descubrir la historia de Europa, pues no ha habido momento histórico que no afecte de una manera u otra a este oficio y práctica. A través de esta intensa investigación que va a hacer las delicias de los melómanos y aficionados a la historia en general, Attlee nos deja una reflexión profunda sobre el valor de las cosas y las historias que las rodean. Cómo encontrar en los instrumentos un significado trascendente y percibirlos de la manera más inspiradora posible.

"El violín de Lev" es por tanto una lectura amena y rica, un bien entramado viaje a través del tiempo y el arte, que nos sumerge en la pasión por la música y nos muestra que el valor real de las cosas radica en las narrativas que se tejen en torno a ellas, en el camino que realizan sus artesanos y dueños. La prosa evocadora y a un tiempo muy leída de Attlee nos invita a sentir la magia detrás de cada objeto y a apreciar la belleza en lo cotidiano, rindiendo homenaje al mismo tiempo a las edades doradas de la música clásica.

Rafael Ruiz Pleguezuelos