El universo de Dostoievski

Opinión:

El pasado 11 de noviembre se cumplían doscientos años del nacimiento de Fiódor Dostoievski, quien probablemente sea uno de los clásicos modernos más influyentes de la literatura, y además uno de los que mejor han envejecido. Ya se sabe que si se vuelve a las lecturas de juventud se siente defraudado, pero he tenido ocasión de releer recientemente alguna de las obras del genio ruso y su prosa psicológica y aguda sigue en plena forma.

Aupadas por este aniversario, son muchas las editoriales que han querido sumarse a la celebración poniendo en circulación sus textos o estudios como el que nos ocupa, que la autora serbia arranca desde su infancia y juventud hasta las últimas obras, intentando caminar siempre muy pegada a la concepción de sus novelas, desde Noches blancas a Los hermanos Karamazov. Le interesa (y la verdad es que se disfruta mucho como lector) hacer ese arco entre biografía, momento intelectual y de creación que tanto puede explicar el resultado final de las obras. Los títulos de los capítulos sirven como ejemplo de qué es lo que se pretende: "Cap. 5 Sentirse humano entre la gente (Exilio siberiano: 1849-1859; Apuntes de la Casa Muerta)", "Cap. 8 No se puede matar por ideales (Crimen y castigo, 1866)"

De esta forma, obtenemos biografía y estudio a un tiempo, y además con un afán grande de condensación, algo que se resuelve de una manera amena y bien enfocada. De hecho, el libro no va más allá de las doscientas sesenta páginas, algo que comento como un triunfo de concisión y no un problema. Por su extensión es más una síntesis de conocimiento del autor que otra cosa, de manera que puede funcionar como una buena puerta de entrada al universo del autor ruso.

Una de las cuestiones que me han parecido más curiosas de este libro que les recomiendo si quieren ir más lejos en el autor de Crimen y castigo, es el tratamiento que la autora da al concepto de luz en el escritor. Para Tamara Djermanovic mucho en Dostoievski puede explicarse desde la definición personal que tenía de lo que entendemos por luz, o por tiniebla, por la parte de la vida que podemos considerar luminosa y la que se encuentra habitualmente en penumbra.

La portada de esta edición, por cierto, es memorable. Una alusión gráfica inteligente a los grandes motivos del autor, y también a las pasiones que le trajeron de cabeza a lo largo de su biografía.

Rafael Ruiz Pleguezuelos