El último gudari

Opinión:

"El último gudari" es la primera novela de José María Nacarino. En ella se adentra en un mundo de violencia protagonizado por ETA, en el año 2005.

Reconozco que me daba un poco de respeto adentrarme en esta lectura, lo primero por el tema a tratar, lo segundo por su extensión (757 páginas), pero lo cierto es que, gracias a la manera de narrar de su autor, la lectura me ha resultado muy amena y ha conseguido irme enganchando por partes.

José María Nacarino usa una prosa sencilla, en la que nivela muy bien los temas políticos sobre ETA con el thriller que se esconde de base en la novela y un montón de sentimientos. De no haber sido así, creo que el lector no se hubiera podido sentir parte de la novela, ya que le traslada a una época que muchos hemos vivido.

"El último gudari" pone sobre el papel diferentes lados de un mismo tema. Por un lado, están Lierni, Arrano, Pipe, Gamboa y un montón más de personajes implicados de una manera u otra con ETA. En el lado opuestos a ellos, están por un lado Alkorta y Reyes, policías encargados de dar caza a Arrano, jefe etarra, pero también Xabi, un concejal que está en el punto de mira de la banda. El lector también podrá vivir la situación de los familiares, como Felisa, madre de Lierni o de Elena y Unai, esposa e hijo de Xabi. Diferentes caras de una misma moneda que están unidas por un mismo punto: la banda de ETA.

"El último gudari" mantiene varias tramas activas a lo largo de la novela. Algunas de ellas me han hecho recordar ciertos acontecimientos vividos cuando era pequeña. Esas imágenes en televisión de los atentados o de Miguel Ángel Blanco, y toda la gente en la calle en su nombre. Otras, por ejemplo, la relacionada con Xabi, me ha resultado especialmente dura de leer. Ese miedo diario, aprender a convivir con ello, acostumbrarse a los escoltas, a revisar los bajos del coche en busca de alguna bomba lapa, a salir de casa pensando si sería hoy el día y muchos otros sentimientos que el autor pone en primer plano. Por otro lado, todo el despliegue policial me ha llamado mucho la atención, creo que el autor ha hecho un buen trabajo en lo referente a ello, detallando cada movimiento necesario para realizar los seguimientos y evitar que los mordiesen, como ellos dicen. También deja ver claramente las dificultades que se tienen y las trabas sobre todo burocráticas, pero también en referencia a la política o la necesidad de tapar cierta información para no comprometer al "amigo" de turno. Es duro ver como ciertas cosas pesan más que la vida de una persona o la justicia frente a un asesinato.

En una lectura tan larga, y con una trama tan especial, creo que es difícil que el lector pueda mantener el mismo ansia de lectura durante todo el tiempo. En mi caso, como dije más arriba, me ha mantenido enganchada por partes. A pesar de la balanza que el autor ha mantenido dando pinceladas de un tema y de otro de manera alterna, en algunas partes la lectura me ha resultado más estática, quizá fueran mis ganas de que la historia avanzase más rápido para saber cómo se iba a desarrollar, sobre todo el despliegue policial. Eso no quiere decir que al libro le sobren páginas ni mucho menos, ya que esas partes más lentas son necesarias para el correcto desarrollo de la trama, en caso contrario todo resultaría demasiado fácil y se alejaría de la realidad. A pesar de ello, de poco más de la mitad del libro en adelante, ya no he podido parar de leer.

Me ha gustado mucho un detalle sobre los títulos de los capítulos. Cada título está escondido dentro del propio capítulo. Sea una palabra o varias que pertenecen a una frase. Para mí ha sido un pequeño juego ir localizando el título en cuestión y ha logrado que me fijase más ellos.

Hay que aclarar también que el autor detalla al final de la historia las pequeñas licencias que se ha tomado respecto a los hechos ocurridos realmente para dar forma a la parte ficticia de la historia.

Otro aspecto que me gustaría detallar es que, en diferentes partes, hay diálogos en francés y en vasco. En algunas ocasiones son sólo palabras sueltas que por el contexto se entienden bien, pero en otras partes no, y al no venir a pie de página traducidas, dificulta su entendimiento si no sabes el idioma, por lo que he tenido que recurrir a un traductor. Creo que un buen detalle habría sido incluir las traducciones para evitar esa ligera molestia al lector.

En resumen, "El último gudari" es un thriller bien ambientado que detalla una época de nuestro país que no se tiene que olvidar, ya que afectó a tantas familias víctimas de la banda y conmocionó en más de un sentido al país entero.

Vane Gómez