Anika entre libros

El túnel

Ficha realizada por: Vane Gómez
El túnel

Título: El túnel
Título Original: (Haminharah, 2018)
Autor: A. B. Yehoshua
Editorial: Duomo
Colección: Nefelibata


Copyright:

© 2017, A. B. Y
© 2021, de la traducción: Raquel García Lozano
© 2021, de esta edición: Antonio Vallardi Editore S.u.r.l., Milán

Traducción: Raquel García Lozano
Edición: 1ª Edición: Junio 2021
ISBN: 9788417761202
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia recuerdos contemporánea mente narrativa literatura israelí novela demencia senil emociones vejez sentimientos relaciones familiares ancianos memoria identidad olvido
Nº de páginas: 413

Argumento:

Zvi empieza a notar, tras su jubilación, que algunos nombres se han perdido dentro de su memoria. Su neurólogo lo confirma: un pequeño agujero negro se los está tragando.

A partir de ahí empieza a cambiar el día a día de Zvi, con la esperanza de poder seguir siendo él todo el tiempo posible, luchará para no olvidar más nombres, para no olvidar su propio nombre.

 

Opinión:

 

"El túnel" es la primera novela que leo de A. B. Yehoshua y la verdad que me ha sorprendido.

Lo primero es la manera que tiene el autor de incluir al lector en la historia, en ocasiones como si fuéramos el personaje principal y en otras como un mero espectador.

La manera de narrar me ha resultado cercana, amena e intensa. A. B. Yehoshua consigue detallar situaciones difíciles, en las que el lector tiene que ponerse en la piel de Zvi, por su enfermedad, y desde mi punto de vista, lo ha conseguido a un nivel muy bueno. Además, me ha dado la sensación de que el autor juega en ocasiones con la mente del lector, como si nosotros fuéramos Zvi con su confusión y sus problemas de memoria. No es nada fácil describir el día a día, las acciones, sentimientos y pensamientos de una persona en los inicios de la demencia, o al borde del abismo. Con ese agujero negro que se traga nombres, teléfonos o direcciones. Pero por momentos, he llegado a dudar de lo que leía, si era real o no. Si Zvi tenía razón, o eran los demás los que contaban la verdad sobre lo ocurrido. O si incluso a mí misma se me estaba contagiando ese agujero negro de Zvi. Hasta ese punto A. B. Yehoshua logra que el lector se sienta identificado con la situación.

La semejanza de ese túnel que Zvi se propone construir, igual a otros muchos de su vida, me ha gustado. La percepción que a mí me ha dado es que ese túnel es ese agujero en la mente de Zvi, real pero no real, pendiente de aprobación, de que vaya a más, pero que está sobre el papel, en un proyecto. Igual que la sombra negra en el escáner de Zvi, está, pero no se sabe a qué nivel, ni si se hará más grande, o en que margen de tiempo. Esa búsqueda de Zvi, del túnel, es como la búsqueda de sí mismo, dentro de su situación actual. Al menos es la idea que a mí me ha dejado la lectura, y la verdad que me ha gustado la similitud, o mi manera de entenderlo.

Por otro lado, toda la historia tiene un toque de humor muy leve, pero que ayuda a que su lectura sea más fluida. La mayoría de esas situaciones están provocadas por Zvi, y por su confusión, pero el autor ha sabido trazar la línea justa, para que no sea un humor dañino, sino un humor sincero, igual que nos podemos reír nosotros mismos si vamos a la cocina a buscar algo y cuando llegamos allí no sabemos que era.

Zvi es un personaje entrañable, un abuelo al que es fácil coger cariño. Su personalidad fuerte y decidida, con su pizca de picardía, es la salsa que aliña la novela. Como ya dije, hay situaciones en que no sabía distinguir si lo que contaba era Zvi era verdad, o si era su versión real producto de su enfermedad, o si se aprovechaba de su confusión para tener un pequeño doble juego. Hasta en los momentos más difíciles, Zvi logra sorprender con su astucia, pero si eso es real o no ya el lector lo descubrirá a su debido tiempo.

La familia es otro punto que está en cada página. Ese miedo de la mujer de Zvi por la nueva situación, a que se pierda, a que pase algo, pero que a la vez aporta un voto de confianza en su marido y comparte con él su fuerza. Respecto a los hijos, tenemos los dos extremos, y en una situación, no es por llamarlo claramente egoísmo, pero sí que es un golpe de realidad lo que podremos llegar a "estorbar" en la vida de otra persona y la confianza que se pierde, ese sentimiento de "no valer para nada". Triste realidad, pero es así.

Quizá la parte que no me ha terminado de convencer es la historia que se cuenta de la familia que vive en la colina en la que está prevista la construcción del puente. Me ha faltado "algo", no sabría decir el qué.

De lo que no hay duda es de que "El túnel" es una novela para leer con calma y meditar, ya que nos hará pensar en más de una situación.

 

Vane Gómez

 

 

 

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