El ser humano como animal

Opinión:

Markus Gabriel, director del Centro Internacional de la Filosofía y profesor de Epistemología y Filosofía Moderna y Contemporánea en la Universidad de Bonn, inició con tan solo 28 años una corriente filosófica, junto a Maurizio Ferraris, bautizada como Nuevo Realismo y orientada a buscar una nueva interpretación para el mundo. Los postulados de su pensamiento están recogidos en una trilogía de gran éxito internacional: "Por qué el mundo no existe" (2015), "Yo no soy mi cerebro" (2016) y "El sentido del pensamiento" (2019), libros a los que deben añadirse otras publicaciones recientes en torno a ética y epistemología, como "Neoexistencialismo" (2020) y "Ética para tiempos oscuros" (2021). Como resultado de su acercamiento crítico a otras corrientes que intentan reinterpretar la existencia humana, como el transhumanismo y el posthumanismo, el autor propone un nuevo avance en su teoría antropológica, orientado por los postulados de la filósofa francesa Corine Pelluchon en torno a una 'Nueva Ilustración' cuyo centro lo debería ocupar el ser humano entendido como animal.

El punto de partida que asume Markus Gabriel en "El ser humano como animal" no es otro que la crisis ecológica y medioambiental a la que nos ha abocado la Modernidad, tras una explotación excesiva de los recursos de la naturaleza, hasta el punto de que estos se han vuelto contra nosotros. Ante esta situación de crisis, el filósofo alemán propone reorientar nuestra concepción de la naturaleza y, en especial, del ser humano, abandonando para ello la cosmovisión mecanicista y materialista del mundo y devolviéndole un lugar eminente al espíritu, a la capacidad de guiar la propia vida a la luz de una concepción de quién o qué es uno mismo (esta es la tesis fundamental del neoexistencialismo). Para ello, el autor sugiere convertir la antropología en antrozoología, es decir, en el estudio del ser humano en tanto que animal; un estudio que llevará a cabo guiado por los conocimientos actuales de la ciencia, pero también por las contribuciones de la filosofía contemporánea.

El ensayo se divide en tres bloques de contenido, debidamente ordenados para ofrecer un discurso lógico que nos lleve de una idea a otra, de una causa a una consecuencia. En la primera parte, bajo el título de "Nosotros y los otros (animales)", Markus Gabriel ofrece una compleja y detallada conceptualización del Antropoceno, al mismo tiempo que problematiza la noción de 'animal' a partir de distintas nociones y categorías definitorias. Para ello, el autor recurre no sólo a los postulados teóricos del animalismo y del transhumanismo, sino también a la ética de Alice Crary y a la filosofía moral de Christine Korsgaard, así como a teorías antropológicas en las que se entrecruzan la filosofía de la naturaleza con los principios de la biología. La segunda parte, titulada "El sentido de (sobre)vivir", explora el concepto de 'pluralismo liberal' con el objetivo de reflexionar sobre el sentido de la vida, que consiste, según esta postura, en delimitar unos márgenes de libertad social que permitan que cualquier persona halle un sentido a la vida. Finalmente, la tercera parte del libro, bajo el título de "Hacia una ética del desconocimiento", orienta al lector hacia los límites epistemológicos y cognoscitivos del ser humano respecto a su propia condición y a su propia animalidad, hasta el punto de asumir su condición vulnerable.

A lo largo de este recorrido filosófico, Markus Gabriel insiste una y otra vez en la problemática que entraña esta antrozoología, pues el concepto de 'animal' ha sido concebido desde una óptica humana y, por lo tanto, revela más sobre los seres humanos que sobre los supuestos animales de los que tratamos de diferenciarnos. En cualquier caso, el estudio de nuestro 'ser animal' permite al autor conceptualizar la naturaleza como extraña e indomable, pero no por ello quedamos nosotros fuera de nuestro propio hábitat. "El ser humano como animal" ofrece, en definitiva, una reflexión de gran originalidad en torno a la condición humana, sus límites y sus posibilidades para la filosofía del futuro.

Darío Luque