El psicoanalista. Edición 15 aniversario. Ilustrado

Opinión:

Después de leer varias de sus novelas, tenía ganas de empezar con la que es considerada la gran obra de John Katzenbach (y, ya de paso, uno de los grandes thrillers psicológicos de todos los tiempos). Y, la verdad, haber podido hacerlo en esta edición es un regalo añadido: para celebrar el decimoquinto aniversario de la novela, Ediciones B ha publicado una nueva edición que incluye 16 ilustraciones de Alejandro Colucci, que añaden una carga de misterio, de belleza y de una mezcla entre miedo, congoja y desasosiego que le sientan genial a la obra original.

Dice el propio Katzenbach que el trabajo de Colucci capta el corazón mismo de la historia, con profundidad y de una manera muy creativa, y creo que así es. Un corazón que no puede por menos de inquietar, de despertar preguntas y de levantar reflexiones en el lector: ¿estamos seguros de ser tan buenas personas como nos creemos? ¿Hay algún episodio de nuestro pasado que podríamos haber hecho de otra manera? ¿Sabríamos reaccionar a una amenaza de muerte como la que recibe Starks? ¿Y a todo lo que le ocurre como consecuencia de esa amenaza?

Porque lo más grande de esta novela no es que el psicoanalista que protagoniza y da título a la obra reciba una amenaza de muerte sino que, en el fondo, es (podríamos decir) una amenaza de suicidio: te voy a dejar tan destrozado que no te va a quedar más remedio que suicidarte, viene a decirle la carta que recibe el día de su cumpleaños.

Y así es. Poco a poco vamos viendo cómo la vida de un hombre de mediana edad, viudo, tranquilo, buen profesional y acomodado se va derrumbando faceta a faceta. Desde la familiar a la económica, desde la profesional hasta la recreativa, todas las parcelas de la vida de Starks van desplomándose como cartas de una baraja que formaban una pirámide mal cimentada.

Es acongojante ver el poder que puede llegar a tener alguien extraño a ti en tu propia vida, el poder de los rumores, lo frágiles que somos ante la opinión de los demás o ante el poder de lo digital y la informática. Todo se puede manipular hoy si sabes cómo y esa una de las duras lecciones que tendrá que aprender el protagonista, ajeno a todo lo relacionado con la informática hasta que la vida le obliga a lo contrario.

Pero lo mejor de la obra (como suele ocurrir en casi toda la obra de Katzenbach) es el elemento sorpresa y las reacciones inesperada por parte de los protagonistas. En este caso, el autor vuelve a reivindicar el papel activo de una víctima que aprende de sus errores y es capaz de plantarle cara a su némesis.

Además, la obra (dividida en dos partes bien diferenciadas) urde la trama de una forma magistral de manera que siempre hay algo que te va atrapando, siempre va sucediendo algo que aumenta el interés y, diría, la perplejidad ante lo que ocurriendo. Katzenbach, maestro del suspense, es capaz de tejer una tela de araña potente y extremadamente bien urdida que va atrapando al personaje principal pero también al lector, de modo que ambos viven juntos (y casi con la misma intensidad) los sucesos que van teniendo lugar a lo largo de la obra.

Por si fuera poco, el autor maneja también a la perfección el tempo de la obra, de manera que el ritmo se acelera o ralentiza a medida que la acción y la trama lo piden, lo que hace que la lectura sea muy fácil y entretenida.

En definitiva, una obra perturbadora en su contenido y tramada y narrada con tal maestría que su lectura se parece más al visionado de una película que al tranquilo disfrute de un libro.

Lidia Casado