El Pozo de las Luciérnagas (Donde mueren los dragones de Jade 1)

Opinión:

"El Pozo de las Luciérnagas", el primer libro de esta bilogía, es una historia bellísima encuadrada dentro de las delicadas tradiciones orientales que, si bien es cierto, debemos de abstraernos de enjuiciarlo con nuestros ojos occidentales para poder disfrutar plenamente de ella.

La joven Akame es huérfana de madre, hija de la dama Zhu, una de las concubinas de su padre quien muere a darle a luz, y es criada por la dama Lin, primera esposa de su padre, no exenta de rivalidad con la anterior. Proviene de una reputada saga de médicos y, hasta el momento, única heredera de su linaje (pues el resto de concubinas de su padre no engendraron varón) y de los conocimientos medicinales traspasados por él. Sin embargo, Akame no es ajena a las complejas y ancestrales tradiciones orientales que pesaban sobre las mujeres. Durante su educación y desde la infancia se le inculca que el destino de las mujeres está escrito desde su nacimiento y no es otro que el de obedecer la historia, obedecer al hijo varón de los linajes y posteriormente al esposo. Era una sociedad extremadamente patriarcal en la cual los conocimientos sólo se transferían a los hijos varones o, todo lo más, a las nueras si el hijo varón fallecía, porque las hijas al casarse pasaban a formar parte del linaje del marido; se decía que nacer mujer era un castigo por los pecados cometidos en vidas anteriores y conllevaba no merecer ser amadas. En toda la narración se ven claramente diferenciados dos mundos paralelos, el de los hombres y sus oficios, y el de las mujeres confinadas a sus habitaciones, sus ritos y tradiciones que únicamente se entrecruzan con una finalidad, engendrar a un heredero.

El primero de los ritos sobre la pequeña protagonista con el que nos encontramos es el rito de los lirios, un nombre demasiado bonito si lo comparamos con lo que realmente es: el vendaje de sus pies a la tierna edad de 6 años para conseguirle pies de loto, unos pies tan pequeños como la palma de una mano para convertirla en una valiosa candidata y poder concertar un matrimonio próspero cuando llegue el momento. Esta práctica, en la que se les deformaban los huesos y la musculatura del pie, era dolorosísima y muchas niñas morían porque se les gangrenaban los pies o la deformidad les afectaban a otros órganos. Y aquellas que lo conseguían, sufrían de fuertes dolores durante el resto de su vida.

El segundo y no menos impactante es cuando, con 16 años, en su casa natal se recibe la noticia de la llegada de un varón con el embarazo de una de las concubinas de su padre, por lo que deja de ser heredera y pasa a formar parte del mundo confinado de las mujeres, cuyo próximo paso por su edad es la de buscarle marido. Un ritual con casamentera y adivino incluido. Gran sorpresa le depara a Akame cuando descubre quién será su esposo, un anciano amigo de su padre y cuyo oficio permitirá unir dos respetados linajes (la casa Zheng y la casa Cao), pasando ella a ser la primera esposa de la casa Cao - El Pozo de las Luciérnagas - pero, la única forma de que ella consiga derechos, será dando descendencia de un varón y continuar con el linaje de la casa.

Akame soporta una lucha interna entre la aceptación, según su educación, de las tradiciones confucias de las que no puede escapar, y su pasión por la medicina. En ese mundo de hombres donde son ellos los que rigen el destino de las mujeres, no deja de tener fe en sus sueños; la sociedad jamás conseguiría que olvidara su verdadera vocación; y, en esos sueños también está el de poder amar. ¿Romperá las normas impuestas por el cielo y la tierra?

Según va transcurriendo la historia irán ocurriendo una serie de sucesos, unos desencadenarán otros, que darán un nuevo giro a su reciente destino en el Pozo de las Luciérnagas, que irán colocándola en el lugar que se merece. Junto a ella la acompañarán personajes como los fieles eunucos, y no tan fieles concubinas, un mundo peculiar el de ellas porque, a pesar de vivir dentro de esa burbuja creada por la sociedad, eran bastante común las rencillas y los celos entre las esposas oficiales y ellas mismas que competían por ser el centro de atención del marido. En una sociedad de matrimonios concertados, eran muchos los hombres que no amaban a sus esposas y buscaban consuelo en otras mujeres, o buscaban perpetuar su linaje a través de ellas cuando sus esposas oficiales no engendraban varón.

En este primer libro asistimos a la historia de Akame desde su infancia hasta los 18 años, en el momento en que la desposan y empieza su nueva vida en el Pozo de las Luciérnagas. Todo ello en medio de las invasiones de los mongoles para conquistar el Imperio del Centro y arrebatar el trono del emperador.

Me reafirmo en la belleza de la historia y en la descripción tan sensiblemente detallada de las diferentes tradiciones: los saludos, los nombres de las concubinas y criadas (Albaricoque, Lluvia, Cascabel, Mandarina) hacen que nos transportemos a ese mundo de palacios, estancias, jardines de la aristocracia de la época, flores, aromas, especias, té, la medicina tradicional china y su forma de sanación milenaria, la cultura, religión y costumbres, un mundo de sosiego y calma por extraño que parezca. Por poner un ejemplo, la descripción de los rituales llevados a cabo antes y durante el casamiento de Akame son de una belleza indescriptible. Una lectura muy recomendable que, para poder apreciarla en su totalidad, hay que leerla sin ningún tipo de prejuicios, como si nuestra mente fuera un lienzo en blanco en el que se van dibujando esas tradiciones tan bellamente respetadas en el mundo oriental de entonces.

Belén Flores