el mar y veneno

Título: el mar y veneno
Título Original: (umi to dokuyaku, 1958, bungei shunju co ltd tokyo)
Autor: Shusaku Endo
Editorial:
Ático de los Libros
Copyright:
Traducción de David Favard
1ª Edición, Marzo 2011
Etiquetas: 2ª gm 2ª guerra mundial autores escritores experimentos ii guerra mundial japoneses literatura japonesa supervivencia superviviente
Argumento:
El extraño doctor Suguro, un médico que parece refugiarse del mundo entre las cuatro paredes de su oscura consulta privada, guarda un terrible secreto sobre su pasado. Secreto que iremos conociendo a través de los testimonios de varios personajes implicados, como él, en los espantosos experimentos con prisioneros norteamericanos llevados a cabo en un hospital japonés, durante la Segunda Guerra Mundial.
Opinión:
Elegí esta novela por su título, que me pareció perturbador y
sugerente desde la primera vez que lo vi escrito. Un título
japonés, un enigma, un sintagma que combinaba la inmensidad
ingobernable del océano, ese elemento tan temido y admirado por el
hombre, con el veneno, la sustancia capaz de acabar con una vida. A
veces, una simple intuición nos lleva a darnos de bruces con libros
tan terribles y magníficos como este, escrito desde una sinceridad
aguda y dolorosa como una incisión de bisturí que caracteriza la
prosa de
Shusaku Endo ("
El samurai"), eterno candidato al Premio Nobel hasta
el año de su muerte, que podemos disfrutar ahora gracias a la
valiente apuesta del sello editorial independiente Ático de los
Libros. Y doy gracias a ese título que se refiere al mar como
metáfora de la muerte y al veneno que el ser humano guarda en su
interior como motor generador de sus actos, que me ha permitido
descubrir la obra de
Endo.
Esta novela habla de un infierno. De un país bombardeado, donde
cada edificio y cada ser humano ha sido reducido a cenizas, a la
peor versión de sí mismo. En un mundo en ruinas, los japoneses que
sobreviven al terror diario de los bombarderos americanos deben
aprender a sostener la mirada a la muerte, en especial si se
trabaja en un hospital como el de Fukuoka, donde el hambre y la
carencia de medicamentos y de humanidad acaban con cualquier
resquicio de esperanza. En esta clínica universitaria existen dos
clases de pacientes: los ancianos hacinados en una estancia común
que dependen del Estado y son sometidos sin ningún escrúpulo a
operaciones experimentales, y los enfermos recomendados, parientes
de alguna personalidad relevante, que descansan internados en
habitaciones individuales y soleadas, y cuyas vidas se utilizan
como moneda de cambio para obtener ascensos o recomendaciones.
También hay dos clases de doctores, separados por una estricta
jerarquía. En la cúpula de la pirámide, instituciones venerables e
implacables como el Viejo, otrora eminente cirujano, ahora un
simple carnicero senil que se comporta como el señor
feudal que rige los destinos de cada uno de los pacientes,
guiándose únicamente por sus propios intereses personales. En el
escalón inferior, estudiantes de Medicina como el protagonista
principal, el doctor Suguro, que hacen sus prácticas y, sobre todo,
obedecen, cumplen órdenes que llegan desde arriba, cerrando sus
ojos y sus conciencias.
Es admirable la economía y eficacia
con la que
Endo traza este retrato de un espeluznante microcosmos médico,
sin que le resulte necesario recurrir al menudeo de detalles
sórdidos que escalofríe al lector cada página, pues para
conseguirlo le basta con recurrir a una técnica de
acercamiento progresivo al escenario y los protagonistas, a partir
del uso de varios narradores en primera y tercera persona. El
primero de ellos, un paciente de la consulta privada en la que el
huraño doctor Suguro parece ocultarse del mundo y de sí mismo al
final de la guerra, sirve como introductor al enigma de ese médico
atormentado que nunca reclama el pago de sus tratamientos a los
enfermos que visita. A partir de ahí, en los capítulos siguientes,
el autor nos permite acceder a la conciencia de Suguro y sus
cómplices en las atroces vivisecciones realizadas a prisioneros
norteamericanos en los quirófanos del hospital. Con pulso firme y
delicado elabora la biografía previa de cada uno de los implicados
en ese crimen enmascarado de pretensiones científicas que se
comete a las tres de la tarde, en la persona de un ser humano
indefenso, sedado con éter y atado a una camilla. Creo que gracias
a ese bosquejo personalizado de la conciencia de los jóvenes
doctores y la enfermera ayudante (en mi opinión, el de esta mujer
frustrada y estéril es el tramo más logrado de la novela),
Endo construye la taxonomía de miedos, ambiciones y odios que
les llevan a asistir y participar en un asesinato, disfrazado de
intervención quirúrgica.
Una obra demoledora que nos pone en contacto con los instintos más
bajos del hombre, capaz de comerse el hígado del enemigo por
diversión o simple curiosidad, y que nos hace comprender cómo en
muchas ocasiones el progreso científico es un simple pretexto
tras el que se oculta un afán insaciable de destrucción.
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Comentario de los lectores:
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