El libro de los monstruos

Opinión:

Es una pena que Juan Rodolfo Wilcock no tuviera la oportunidad de ver publicado "El libro de los monstruos" ya que se publicó tras su muerte. El autor era de nacimiento argentino, traductor de muchos autores reconocidos, como T. S. Eliot, Kerouac, Marlowe o Kafka. Huyendo del peronismo se trasladó a Italia, de ahí que acabara escribiendo en italiano y que esta obra esté traducida por Ernesto Montequin al español. En italiano también ejerció de traductor y de nuevo con autores de renombre como Flaubert, Shakespeare, Joyce, Becket o su amigo Jorge Luis Borges. Wilcock nació en abril de 1919 en Buenos Aires, y falleció en marzo de 1978 en Italia. Fue escritor de prosa, poeta, crítico literario y, como he dicho, traductor.

Es un bestiario magnífico que tiene la particularidad de que se basa en relatos cortos (de página y media o dos páginas) por lo que puedes cogerlo a ratos y leerte unos cuantos. Y he de decir que siempre, sieeeeeeeempre sorprende.

Wilcock hace magia con las palabras y crea biografías que son surrealismo puro. (Debería hablar en pasado porque es un hecho que este caballero falleció hace muchos años, pero permitidme que siga con el presente porque hablo del libro, de lo leído, y esto es actualidad para mí). Sinceramente es envidiable, ya quisieran muchos tener la capacidad de escribir algo así y ser valorado como joyas narradas, por eso insisto en que es una pena que el autor no viera el libro publicado.

Es realmente curioso porque provoca de todo… a veces perplejidad, admiración, y muchas veces sonrisas. También puede provocar cierta sensación de asco (esto para los más tiquismiquis o más aprensivos) porque es tan visual, tanto, que no ha necesitado de ilustraciones para imaginar o ver lo que sus palabras te narraban, y algunos personajes son especialmente singulares. ¡Qué digo! Todos lo son. A mí, por poner unos ejemplos y que se me entienda, el del asistente social llamado Ilio Collio cuyas tetillas destilan aceite espeso me dio asquete; el de Fulvia Net, una mujer muy deseada que en realidad se encuentra en estado de putrefacción…; el de Sevcero Carnio, con sus charcos de orina anaranjada que aparecen con la sudoración, o la simple descripción de Resio Bombi. ¡Ay! Pero qué imaginación, por dios, eso hay que alabárselo.

También os digo que es un libro del que no recordaréis con detalles todos los personajes pero será inevitable que a veces os vengan a la cabeza imágenes surrealistas y os hagan evocar las creaciones de Juan Rodolfo Wilcock, porque, de verdad, son magistrales. Y raras de narices. Un bestiario de monstruos. ¿No es eso lo que íbamos a leer? Pues eso es lo que os estoy recomendando.

Este libro de personajes imposibles es un ejercicio de imaginación tan notable que supera la matrícula de honor.

Anika Lillo