El ensueño del pabellón rojo

Opinión:

"El ensueño del pabellón rojo" nos cuenta con un lenguaje moderno un clásico Chino del siglo XVIII, Sueño en el pabellón rojo de  Zhao Zhenjiang.

Con unas descripciones precisas y una ambientación perfectamente cuidada, nos adentramos de la mano de Daiyu en un mundo de intrigas y luchas por el poder dentro de una familia noble en el Pekín Imperial del siglo XVIII. 

Es una novela en la que el papel de las mujeres es fundamental, la autora nos muestra los distintos roles que podía tener una mujer dentro de una familia de clase noble, cada una con sus quehaceres, responsabilidades y poca libertad. Encontramos a la Anciana Dama, la matriarca del clan, cuyas decisiones, en ocasiones bastante tiránicas, deben acatar todos los habitantes de la casa, sean hombres o mujeres. Encontramos a la nuera, XIfeng, encargada de llevar la contabilidad y administrar la casa, que con mucha astucia consigue crear un pequeño negocio de usura a las espaldas de toda la familia; Baochai, la pariente que vive con ellos y es prometida con el heredero, que casualmente es el mismo hombre del que está enamorada Daiyu, la prima huérfana que deben aceptar en sus vidas y a la que la Anciana Dama no puede ni ver por ser hija de la hija a la que repudió. Las criadas cumplen una función importante, pues vemos cómo por un capricho del amo, pueden llegar a convertirse en concubinas.

En un ambiente con estrictas normas de etiqueta y limitaciones de movimientos para las mujeres, es destacable cómo se valen las mujeres de pequeñas estratagemas para conseguir lo que quieren, cómo consiguen amantes y cómo hacen negocios sin salir de los muros de la mansión en la que viven.

Sin duda, una novela que atrapa desde el principio, llena de intrigas, luchas por el poder dentro de la mansión, amores, desamores y malentendidos que nos tendrá atrapados de principio a fin gracias a la prosa fluida y cuidada de la autora. Muy recomendable para todos aquellos que quieran conocer la vida de una familia noble del siglo XVIII en China.

Elena Martínez Blanco