El don

Opinión:

Como bien dice la publicidad del propio libro en la contracubierta, esta novela es "inclasificable e inusual". A la hora de seleccionar qué tipo de novela era, si policíaca (por tener parte de espionaje) o alguna otra cosa, me he quedado con narrativa solamente porque no sabría en qué género situarlo.

En esta novela tan aclamada, Mai Jia nos cuenta la historia de un genio de las matemáticas con claros síntomas de padecer Asperger en una China en la que los genios acaban sirviendo al país lo quieran o no. A pesar de ser un brillante matemático en la universidad, el Gobierno Chino le obliga a dejarlo todo para dedicarse a la criptografía para decodificar el famoso "código púrpura" estadounidense. El problema de los criptólogos, como dice el libro, es que terminan tan obsesionados por su trabajo que pierden la cordura, y Rong no es ninguna excepción.

A pesar de las buenas críticas del libro, no he podido disfrutarlo plenamente. No me he podido sentir nada de empatía hacia un protagonista al que se describe muchas veces igual, genio, poco social, etc, pero del que realmente no sabemos nada. Me hubiese gustado muchísimo más si hubiese podido saber más sobre él, quizá la historia en primera persona.

La narración está dividida en dos partes, la primera, se centra sobre todo en el linaje e historia familia de Rong y el segundo sobre su vida en los Servicios Secretos, pero contada por otra persona, por lo que no se hace fácil empatizar con lo que le pasa.

No me han atraído mucho las descripciones de cómo jugar distintos tipos de ajedrez, pero puede a los aficionados al juego le interesen, a mí me entorpecían la lectura.

Como estudio psicológico de un personaje, en el que se ve la delgada línea entre el genio y el loco, el libro está muy bien, pero no me ha terminado de llenar como la historia adictiva y absorbente que prometía la contraportada, ya que realmente, durante todo el libro apenas pasa nada, hay poca acción, vemos la descripción de la vida del protagonista contada por otros, pero poco más. Solo al final ocurre algo que provoca su locura, pero para ello hemos tenido que leer páginas y páginas de repeticiones que, para mi criterio, sobraban. Quizá sea la forma de escribir en China y tengamos que acostumbrarnos a ella.

En resumen, el libro es, de hecho, curioso por cómo está escrito. A quien le interese el tema de la criptografía, las matemáticas o el ajedrez, seguramente lo disfrutará mucho más de lo que yo he hecho, puesto que no esperaba encontrar tantas descripciones referidas a esos temas cuando inicié la lectura.

Elena Martínez Blanco