El descontento

Opinión:

"El descontento" me llamó la atención con su propuesta que une conceptos que chocan un poco entre sí, como sería la vida normal de una persona, porque esa es la realidad de mucha gente, que tiene un trabajo alienante, contra la propia percepción personal de lo que ocurre a su alrededor, consciente de los sinsentidos del día a día.

Marisa, la protagonista, cuenta sus cuitas diarias, que muchas veces son desventuras, en primera persona, quedando ella misma casi peor que las calificaciones que da del resto de personajes, que alguno hay que se salva, pero son los menos.

La descripción de cómo se trabaja en una oficina podría trasladarse a la mayoría de las demás, puesto que quien más, quien menos, lo normal es aprovechar el esfuerzo de otros para medrar en el propio puesto de trabajo. Y eso que, al menos en su caso y a simple vista, no se aplicaría el principio de Peter, ese que plantea que cada cual asciende hasta donde se manifiesta su completa incompetencia. Una versión más castiza la teníamos nosotros: el que vale, vale, el que no, aquí se queda (no pongo la empresa, pero la última frase es equivalente).

Tal vez, al principio cueste pillarle el toque a la novela; así puede ser hasta que la historia se empieza a desmadrar y asoma la ironía en cada párrafo, que la autora le deja a la protagonista soltar unos puyazos de lo más inspirado y con los que la risa está asegurada… siempre que te lo tomes con humor y seas capaz de reírte de las propias actitudes que hayas tenido en tu trabajo, que este libro no es para quien se lo tome en serio, aunque si lo hace, pues bien, eso que tiene.

El intercambio de correos que está cerca del final está bien logrado y seguro que recordará a situaciones que se hayan vivido; aún suerte que la empresa es pequeña, que si es algo más grande y se cuela por ahí un para todos (ese everyone de los programas de correo), se acabaría bloqueando. Aquí no llega a eso, pero los nervios también saltan, aunque mantengan las formas y la buena educación, que todavía queda quien mantiene su propia máscara social (sí, me ha gustado el concepto y la forma de expresarlo).

Tal como me ha parecido, "El descontento" es una novela entretenida, que muestra una realidad que se niega demasiadas veces, haciéndolo con unos toques de humor, que desdramatizan las situaciones y hará más fácil el verse reflejados en unos estereotipos más comunes de lo que tendría que ser. En resumen, una buena novela para tener una lectura que descubrirá unas cuantas verdades.

Selin