El corazón del Imperio

Opinión:

Arrancamos esta selección con Fulvia. Temida por todos llegó a combatir al frente de ocho legiones y manejaba los bajos fondos de Roma con un ejército privado, pero también tuvo tiempo para iniciar una relación con Marco Antonio. Su carácter guerrero nos deja un capítulo que en pocas palabras resume a la perfección un periodo bastante amplio y en el que no faltan ni los asesinatos ni las traiciones; esenciales para ir abriendo boca, porque ya sabemos cómo se las gastan estos romanos.

Coincidiendo en el tiempo nos encontramos con Cleopatra, la joven reina de Egipto. A ella siempre nos la dibujaron deslumbrante, adornada con un exquisito vestuario y joyas, un aspecto exterior que pronto copiaron las mujeres romanas. Una imagen cautivadora por la que, además de los romanos de a pie, perdieron la cabeza Julio César y Marco Antonio. El mito se desdibuja por medio de este relato, en el que sorprende su capacidad cultural o su poder como estratega.

Livia, consejera de Octavio, su marido; nos presenta otro modo de gobernar Roma o de hacer carrera, que para el caso romano es bastante acertado, pues formaban una pareja en la que ella podía parecer que no resalta, silenciosa, pero que nos va descubriendo todo su potencial como mujer. Aunque, como en las mejores novelas de suspense, el relato biográfico da un giro y nos damos de bruces con una candidata más a ser elegida como la más perversa de todas.

El retrato de Agripina la Mayor, es posiblemente el más divertido de cuantos aquí se relatan, pues ese es otro de los aciertos de este libro y me imagino que de la serie; el humor con el que redactan alguno de los pasajes es proporcional al interés que provoca el personaje y los hechos históricos que se narran. El siguiente turno es el de su hija, Agripina la Menor, hermana de Calígula y madre de Nerón; os podéis imaginar lo disparatado y alocado que puede surgir de aquí. Aunque el relato apenas deja unas pinceladas, estas son suficientes para recordarme por qué me atrapan tanto las historias del Imperio Romano.

Al cierre surgen de nuevo varias historias de interés: la de Boudica, la guerrera por excelencia que se enfrentó a las legiones romanas establecidas al sur de Gran Bretaña; o los tiempos en los que las bacanales y las orgías tenían otro sentido, mucho más religioso, donde se celebraban distintos hechos de la vida cotidiana; o los breves apuntes con los que se nos da a conocer a la emperatriz Julia Domna, una invitación para otras lecturas que no deberían esperar.

A través de los diferentes relatos de esta obra dedicada a la mujer en el Imperio Romano se pueden llegar a conocer aquellos rasgos que la identifican y que hasta ahora se habían obviado, eliminado o ignorado según el interés de quien escribía. Por medio de series documentales como esta y excelentes novelas históricas se les ha hecho justicia, siendo varios los autores que han encontrado en mujeres destacadas un filón literario así como una buena oportunidad para dar visibilidad a su verdadero peso en la historia.

El lenguaje cercano y el sentido del humor con el que están redactados estos textos permiten a un gran público acercarse a los apuntes históricos y biografías que aquí se tratan, y sentirse tentados de explorar en nuevas lecturas.

Porlomenix