El confidente y el terrorista

Opinión:

"El confidente y el terrorista" es un extenso ensayo, que va desgranando unas actuaciones, tanto de la policía, como de la fiscalía y de los jueces, que, tal como bien compara desde la contraportada, parecieran ser sacadas de una película de ciencia ficción como Minority Report.

Lo cierto es que, al principio, me sorprendí con el planteamiento de este libro, incluso me parecía excesiva esa comparación. Tal vez me duraba todavía la sorpresa cuando lo he acabado; pero, iluso de mí, tras dejar reposar un poco la lectura, me ha venido la idea de que incluso se queda corto.

Ahí entre en escena nuestra propia esfera vital, ese espacio personal donde, dentro de lo que cabe, se puede tener una cierta certeza sobre lo que es real y lo que se prefiera arreglar, aunque sea un poco, de acuerdo con las propias necesidades.

Pero fuera de ahí, sólo se es receptor respecto de las informaciones, que muchas veces se darán por buenas de acuerdo al criterio personal, sea por que resulten veraces o también por mera comodidad. En algunos temas, siempre que haya interés por la indagación, será posible consultar fuentes diversas, pero en otras muchas, sólo llegará un canal de información.

Sobre eso es lo que trata este libro, que muestra otra cara de lo que se ha dado como verdad única y absoluta desde las instancias oficiales y los medios de comunicación, poniendo en evidencia una manera de hacer las cosas que sí, que puede quedar muy bien y dar una sensación de que la gente estará así protegida de la violencia terrorista; pero que demasiadas veces se construye con un andamiaje demasiado endeble, por no calificarlo de pura y llana fantasía.

Lo que nos trae "El confidente y el terrorista" son historias de cómo se ha manipulado, tanto hechos como personas, para apuntarse unos éxitos y ponerse medallas mediáticas, aunque estuviesen basados, cuando menos, en interpretaciones torticeras, si no es que eran pura fabulación, sin que a nadie le importase lo que le ocurriría a quienes habían sido acusados, también condenados, en unas causas donde se utilizaba ese concepto tan maquiavélico como es la justicia preventiva, que llega a considerar delito el mero pensamiento.

Mientras tanto, lo peor de todo es que cuando llega el terror de verdad, como ocurrió en La Rambla de Barcelona en 2017, el atentado que siega vidas al azar, nadie sabía nada, ni nadie detectó comportamientos anómalos. A posteriori es muy fácil ver lo que ocurrió, pero en ese momento, ni confidentes, ni infiltrados estaban al tanto de lo que se cocía.

"El confidente y el terrorista" es un libro valiente, que señala, con nombres y apellidos en muchos casos, cómo se pervierte la justicia, en una lucha contra el terrorismo que se convierte en un remedio malsano y deja en entredicho muchas de sus actuaciones.

Selin