Dentro del caldero

Opinión:

Esta novela de Kiyoko Murata, que Kurosawa pudo leer durante el rodaje de su película Sueños (1990), inspiró el guion de Rapsodia en agosto.

La obra fue galardonada con el prestigioso premio Akutagawa.

"Dentro del caldero" es una hermosa crónica familiar de apenas cien páginas escritas por Kiyoko Murata. Nos adentra en una tierna exploración de los vínculos intergeneracionales, las historias ocultas y el viaje transformador hacia la edad adulta. Inspirado en los intrincados sabores de la vida, Murata elabora una narración que equilibra delicadamente nostalgia, misterio y la esencia agridulce de la existencia.

En el centro de esta novela se encuentra nuestra protagonista principal llamada Tami, una joven en la cúspide del autodescubrimiento, cuyo verano con su abuela revela capas de tradiciones familiares y verdades tácitas. A través de la bruma de la memoria, Tami navega por los matices del pasado de su familia, entrelazados con el aroma de platos hirviendo y los susurros de secretos guardados durante mucho tiempo. La destreza narrativa de Murata pinta un cuadro vívido de la vida doméstica, donde la cocina se convierte en un santuario para historias compartidas y confesiones susurradas.

Entre los reconfortantes rituales de preparación de comidas y escapadas al campo, el  tiempo de Tami está marcado por la revelación de un secreto familiar guardado durante mucho tiempo, catalizando una conmovedora exploración de la identidad y el patrimonio. A medida que los hilos del pasado se deshacen, la joven lidia con el peso de la responsabilidad y la inevitabilidad de la pérdida, y finalmente emerge con una nueva fuerza para enfrentar las complejidades de la vida.

La prosa es similar a los suaves toques de una receta muy querida, entrelaza temas de recuerdo y resiliencia con una elegancia conmovedora. Por medio de los ojos de la joven, los lectores son transportados a un mundo donde el paso del tiempo está marcado por las estaciones y los ecos del pasado resuenan en cada historia contada.

Esta lectura viene a ser un testimonio del poder duradero de la conexión familiar y el viaje transformador del autodescubrimiento. Con su mezcla de calidez, nostalgia y un toque fantástico, Murata cautiva de principio a fin, dejando a los lectores con un sabor persistente de alegría y tristeza, un verdadero reflejo del rico tapiz de la vida misma.

Maravillosa, muy recomendada.

Violeta Lila