dejar de fumar para torpes

Opinión:

Soy fumadora. Y, al igual que el autor, llevo 25 años enganchada al cigarrillo, los últimos 25 de mi vida, con una pequeña excepción: llevo sin fumar desde la semana pasada. Lo he dejado, sí. Y espero no volver a caer en la adicción al humo.
 
Geoffrey Molloy es experto en adicciones y bienestar y lleva los últimos 16 años ayudando a personas a liberarse de ellas y a encontrarse mejor. Ha desarrollado su propia organización en nuestro país, gracias a la cual ha ayudado a dejar de fumar a más de 300.000 fumadores. Su programa ha sido adoptado por más de 500 empresas entre las que se encuentran Antena 3, Grupo Anaya, Repsol, Mercedes Benz…
 
El libro está escrito de forma sencilla, directa y comprensible, además de práctica para que el lector pueda seguir las pautas que va indicando y, aunque comience la lectura con un cigarrillo encendido entre los dedos, pueda finalizarla libre de "malos humos". Conviene seguir las instrucciones que va ofreciendo el autor y leer el libro página a página; no conviene ir hojeando por donde más apetezca en cada momento. Todas sus instrucciones siguen una línea psicológica que resulta interesante no perder de vista.
 
Si millones de personas han conseguido dejar de fumar ¿por qué yo no?, te preguntas; ¿qué me hace diferente a ellos?, ¿fumo más?, ¿durante más tiempo?...
 
No sirven las excusas del tipo "es yo soy un fumador recalcitrante", "¿qué va a ser del cafetito sin un cigarro?", "el que nace fumador muere fumador"… El problema real de los fumadores no es fumar, es pensar que no seríamos capaces de vivir sin tabaco: ¿cómo serían esas noches de juerga con copas y sin tabaco?, ¿esas tardes de confesiones a media voz sin el humo de los cigarrillos?, ¿y resolver un problema sin un cigarro entre los dedos?, ¿cómo íbamos a poder concentrarnos en nuestro trabajo sin el "agradable" aroma de un pitillo? Y, ¿con qué nos consolaríamos ante la pérdida de un familiar en el velatorio?... Pero, la pregunta subyacente que siempre quedaba sin hacer era la realmente importante: ¿podría yo ser feliz sin fumar? 
 
Geoffrey Molloy nos asegura que puede ser fácil, además de gratificante, dejar de fumar. Una a una, va rompiendo todas las barreras que nos impiden olvidarnos del tabaco. Y lo hace de una forma natural, contándonos cosas que ya sabíamos… aunque desde un punto de vista equivocado. Por eso, al principio de su libro nos pide que tengamos la mente abierta… pero de verdad, porque lo vamos a necesitar. El resto viene por sí solo. Porque, lo que de verdad sucede, es que los fumadores tenemos MIEDO (sí, con mayúsculas, estoy gritando) a vivir sin fumar, miedo a creer que no sabremos disfrutar de todos los momentos de la vida sin un cigarro en las manos, sin el humo fétido del tabaco a nuestro alrededor, impregnando nuestra ropa y nuestros cabellos, amarilleando nuestros dientes y nuestros dedos… ¡qué bonita la imagen del padre primerizo que tras consumir un paquete mientras su mujer está en el paritorio tira la última colilla al suelo y entra corriendo porque las enfermeras le anuncian que ya puede pasar a ver a su recién nacido!, ¡qué maravilla de beso "nicotínico" le dará  al criatura en sus sonrosadas mejillas!... un beso repleto de más de 4000 sustancias cancerígenas…
 
En fin, con Dejar de fumar para torpes, uno quiere dejar (y deja) de fumar. Y, lo más importante, no lo hace malhumorado ni cabreado pensando que le han obligado a abandonar lo más placentero que tenía en su vida (sí, me refiero al tabaco, no a tu pareja). Lo mejor de todo es saber que lo has dejado tú, que lo has hecho porque has querido, que así estás mejor, que vas a disfrutar de la vida y, cada vez que ves a un fumador fumando piensas "pobrecito, se está matando", en lugar de lo que yo me decía antes cada vez que me cruzaba con uno: "ay, si me atreviera le pedía un cigarrito".
 
En realidad, este libro es para los que quieren dejar de fumar y para los que acaban de hacerlo. Como era mi caso. Yo llevaba tres días sin fumar gracias al Champix (esas pastillas ansiolíticas que te quitan el tabaco y la vida merced a sus efectos secundarios) pero me temía que no podía haber un futuro tras eso. ¿Cómo me iba a enfrentar a la vida sin la sempiterna compañía de mi cigarrito? Pues, creedme, lo estoy consiguiendo…
 
Aconsejo la lectura de este libro no solo a los fumadores, sino también a los amigos, familiares y parejas de los fumadores y recién no fumadores, incluso si ellos no fuman. Gracias a él podrán entender lo que sienten realmente los fumadores cuando se enfrentan a la decisión de no volver a fumar. El miedo que se esconde tras ese cambio en la vida no lo resumen palabras como vicio, hábito o adicción, aunque lo sea.
 
Geoffrey te ayuda a dejar de percibir el cigarrillo como un auténtico placer o una ayuda en momentos de crisis, de reuniones familiares, de alegrías o de pesares; me ha hecho ver que dejar de fumar no es sacrificar un placer, es abandonar lo que no me deja disfrutar de la vida.
 
Gemma Nieto