Blue Morning 3

Opinión:

Empieza a hacerse complicado hablar de los acontecimientos de este tomo sin desvelar nada de lo que ocurre en los anteriores, así que tendré que ser deliberadamente críptica para no chafar la gran cantidad de giros y sorpresas que me he ido encontrando por el camino.

La intriga y los secretos que se intuían en torno al origen de Katsuragi y a los motivos por los que está en su posición actual salen a la luz, así que ya podemos entender un poco mejor los planes que había estado trazando y su conflicto al comenzar a sentir cosas, a su pesar. Al final, descubrimos que este personaje no solo tiene su corazoncito, sino que además ha sufrido mucho y que tiene muchos motivos para haber mostrado esa actitud hacia Akihito y para haber tomado una serie de decisiones complicadas.

Akihito también sigue sorprendiendo con su madurez y las decisiones que toma, demostrando ser un gran estratega a su manera pero a la vez honesto, sensible y leal. Se ve cómo se mueve como pez en el agua en la sociedad, pero sin plegarse a algunas tradiciones caducas y demostrando siempre cercanía hacia sus subordinados. Queda ya muy lejos del adolescente inseguro del primer tomo, siendo un hombre sensible y que ama de forma demasiado apasionada, lo que le hace ser vulnerable.

Si el desarrollo de personajes es brutal, la relación entre ellos, no lo es menos. Cuanto más secretos salen a la luz, más complicada y dramática se vuelve, por lo que, como lector, estás en tensión constante para averiguar por dónde irán los tiros. La tensión crece por momentos y, según se van descubriendo ciertas cosas, la pasión y los sentimientos desbordados hacen a los protagonistas tomar decisiones muy drásticas e inesperadas que conducen a un final de esos que te hacen necesitar leer lo que viene a continuación cuanto antes.

Vamos, que este tomo tres de "Blue Morning" ha hecho que explote todo el potencial que se veía en volúmenes anteriores. Estoy deseando saber qué pasa a continuación y, sobre todo, espero que no se desinfle, porque la serie me empieza a parecer perfecta.

Déborah F. Muñoz