LO ESCRITO, ESCRITO ESTÁ
Dice el Evangelio de San Juan que cuando los romanos
crucificaron a Jesucristo y le colocaron sobre su cabeza un letrero
para identificarlo como Jesús Nazareno Rey de los Judíos (Iesus
Nazarenus Rex Iudaeorum), el sumo sacerdote Caifás puso el grito en
el cielo y reclamó a Pilatos, que ya se había secado las manos, que
lo cambiase por "Este ha dicho que es el rey de los judíos". El
gobernador romano sin inmutarse y harto ya de tantos dimes y
diretes con el judío de marras, le contestó "lo escrito, escrito
está". Y así ha quedado para los restos y para la historia, mal que
le pesara a Caifás y al Gran Sanedrín que tanto criticó a Jesús en
vida y que tras un linchamiento político, verbal y físico logró que
lo crucificaran literalmente.
Nada más cierto que lo que dijo Pilatos y que refrendó después
Cayo Tito al senado romano en otras circunstancias, "verba volant,
scripta manent" "laspalabras vuelan, lo escrito
queda". Vamos, que puedes llamar perro judío a un Cristo
crucificado que si en la tabla pone que es rey, es rey. Y
punto.
Si en aquellos tiempos ya estaban pillados por las tablillas,
ahora nos tienen cogidos por los wassaps.
Porque ¡vaya enganche que tenemos, niños y jóvenes, adultos y
padres, políticos y profesores! ¡Y qué tontos somos a veces
poniendo por escrito cosas que pueden volverse en nuestra
contra!
¿O no es verdad que muchas veces hemos utilizado esa siniestra
aplicación del telefonito verde para descargar nuestra ira contra
alguien, o desahogarnos en grupo por algo que nos hierve en el
dedo? Seguramente esos exabruptos no los hubiéramos dicho a la cara
de nadie ni locos. Es más valiente hacerlo parapetados tras el
móvil o la tablet, pero pocas veces caemos en que eso queda escrito
y puede traernos problemas.
Lo cierto es que el whatsapp es una aplicación
terrorífica que, si bien en algunos momentos te puede
resolver un pequeño problema o sacar de alguna duda concreta sin
gastar un céntimo, utilizada como herramienta
social es más un peligro que un adelanto.
Ahí está el caso, tremendo, espeluznante, vergonzoso del chat de
whatsapp de un grupo de profesores del colegio público Tomé
y Orgaz de Casarrubuelos. Un chat creado desde el mismo
centro por la señora directora, para que los docentes pudieran
intercambiar entre ellos impresiones, asuntos de trabajo, temarios,
etc… todo lo que no hicieron esos sujetos, o al menos un grupito de
ellos. Cierto es, y desde algunos foros se disculpa a los maestros,
de que todo el mundo en privado despotrica de su
trabajo y dice barbaridades. Pero aquí hay varias
diferencias claras. Primero, era un grupo de trabajo o con
ese fin se creó, no un grupo privado donde ya se sabe que te mandas
chistes, videos, cadenas y demás tontadas al más puro nivel de
niños de secundaria. Era un grupo para hablar de temas laborales,
de las clases, del colegio, de los alumnos y de asuntos del que se
espera un mínimo de rigor y respeto. Y segundo, se trata de
personas que trabajan con niños, con menores, con personas que sus
padres dejan a su cargo durante casi todo el día para ser formados
académicamente e incluso para reforzar sus valores, que eso sí,
deben venir ya aprendidos desde casa. Son señores y señoras que
cobran por hacer ese trabajo con menores y aquí, sí es un poco
demagógico pero es cierto, cobran dinero público para tratar de dar
una educación pública de calidad a personas a las que se saquea a
impuestos. Pero ellos, en su más absoluta ignorancia, mala fe y
falta de escrúpulos y valores, se permitieron el lujo de llamar
guarro a un niño de no más de once años, zorra a su madre o más
perlas como las siguientes:
"No puedo tragar que cuatro analfabetas cuestionen mi trabajo.
Si no quieren ver que tienen hijos subnormales no es mi
business",
"Ningún moro es bueno. Más hijoputas
imposible"
"Aprobé a los burros sólo por poner el nombre, ni en la aldea
más remota de Asturias son tan palurdos!.
"Más vale una hostia que cien lecciones de pedagogía".
Encima los pobres asturianos cobraron también, así de refilón,
de esta pandilla de impresentables. Lo peor es que los chiquillos
aseguran que estos improperios también se los dedicaban
durante las clases, los padres lo habían denunciado hacía muchos
meses incluso a la Dirección del Área Territorial de
Educación (DAT) y las quejas habían caído en saco
roto.
No deja de sorprenderme que, como he dicho antes, haya
quien disculpe estas conversaciones por producirse en un ámbito
privado. Error. No es un ámbito privado, es un chat creado por la
directora de un colegio en calidad de tal para los empleados de ese
centro. Porque en ese chat no solo se hablaba de alumnos menores de
edad y de sus padres, que ya es grave, sino de compañeros de los
que se jactaban de haber "echado" del trabajo tras varios meses de
acoso.
Por otro lado, es inquietante que un grupo de personas que en un
chat privado se desahogue, lo haga con esa falta de empatía y
respeto hacia sus compañeros y hacia el objeto de su trabajo, los
alumnos.
La profesión de profesor debe ser vocacional, y si bien todos
sabemos que no es fácil porque día a día hay que lidiar con niños y
niñas de todo tipo, de diversa procedencia y con sus diferentes
circunstancias (y hablamos solo de niños de Primaria), hay que
valer y hay que querer. Y uno puede estar muy estresado y muy
cansado, pero referirse a un alumno tuyo como "el niño guarro",
"subnormal", "burro", "moro malo" etc., denota mal fondo y una
preocupante falta de valores morales. Ya no eres mal
profesor y estás denigrando la profesión, es que además eres mala
persona.
También se ha criticado mucho a la persona que extrajo las
conversaciones privadas y las buzoneó, en aras de la defensa de la
privacidad. Esas conversaciones, si bien privadas, estaban en un
chat público de un centro, vuelvo a recordarlo, y si
alguien vio que se estaba vulnerando el honor de las personas y de
los alumnos hizo bien en denunciarlo. ¿Por qué
buzonearlo? Porque si no hace eso jamás hubiera salido a la luz,
los medios no se hubieran hecho eco de lo que pasaba y esos
maestros seguirían dando caña y poniendo a parir a los alumnos a
los que presuntamente educaban. Porque una cosa es cierta,
según la denuncia que ha presentado la FAPA (Federación de
Asociaciones de Padres de Alumnos de Madrid), los padres,
conocedores y hartos de esta situación, del actual equipo directivo
y de este grupito de maestros insultones y acosadores, habían
puesto otras tantas denuncias a la Consejería de Educación y solo
habían tenido la callada por respuesta. La DAT tan solo movió ficha
para trasladar de centro a un profesor que es aludido en una de las
conversaciones donde una de las maestras dice "a Iñaki ya me lo
cargué".
En mi libro "El síndrome de
mamá osa" soy muy crítica con los padres que, arremolinados en
torno a la verjas de los colegios, se dedican a hablar y criticar
sin conocer lo que pasa dentro y pocas veces es para alabar el
trabajo de los profesores. Ahora con el whatsapp y sus infames
grupitos los padres se arremolinan en torno a su android y allí
hacen y deshacen a su antojo deberes, disfraces, excursiones y la
integridad moral de los profesores, la mayoría de las veces sin
razón o sin criterio. Mal hecho, pero los profesores no deben
escudarse en que "los padres también lo hacen", porque son ellos
los que cuidan de nuestros hijos y son profesionales. Y copiar los
comportamientos infames no es excusa.
Lo que ocurría en el Tomé y Orgaz era un secreto a voces del que
nadie con autoridad se hacía eco, "cotilleos de marujas",
"exageraciones de padres", "mentiras de los niños"… se decía desde
el colegio cuando había quejas, hasta que a alguien se le hincharon
las cookies, sacó las conversaciones, las denunció y las hizo
públicas.
Ahora ya no se pueden desdecir ni lo pueden negar. Está escrito
en el chat que tanto usaron para desfogarse de esos niños
"marranos" y esas madres "analfabetas" que les quieren dar
lecciones a profesoras tan íntegras. Lo escrito, escrito está y
escrito queda. Al revés que a Jesucristo, ahora a esos maestros
bocazas les tocará pasar su particular vía crucis y final
crucifixión (esta sin clavos). Esa es la condena que te depara usar
el whastapp para fines aviesos. Lo triste es que pagarán
justos por pecadores, porque en este país tendemos a generalizar y
demonizar. Manda webs que con lo que se está
luchando por tener una Escuela Pública de calidad, vengan estos a
cargarse el trabajo que tantos maestros y profesores vocacionales
hacen por su profesión y por sus alumnos. A estos
intrusos, ni agua, solo vinagre.
Luz
Bartivas