Amenazas
José Carlos Somoza
Se acerca, ya se la ve venir cual pesada carroza en cabalgata de
Reyes: la Navidad estará aquí antes de lo que pensamos. Imagino que
estas queridas y odiadas fiestas, al menos para los adultos,
contienen también una parte amenazadora: regalos, visitas, cambios,
ruidos, luces y alguna resaca que otra. Muchas veces la
amenaza se traduce en un aumento injusto de responsabilidades.
Pero es que, detrás de este paso luminoso de petardos, se
acerca... 2014. ¿Amenazador? Pues oiga, no lo sé, pero así parece.
Últimamente es fácil ganar en la ruleta del futuro si lo apostamos
todo al "negro ocre". Claro está que también llegará Fin de Año y
se brindará con cierta esperanza, ese champán de nuestro ánimo, por
que los tiempos mejoren y podamos estar aquí para seguir brindando
un año más. Sea como fuere, solo cuando 2014 esté aquí, o nosotros
en él, sabremos lo que trae consigo.
Amenazas no son hechos consumados: son expectativas
sobrecogedoras, posibles o probables, que implican cierto riesgo.
Esperanzas es más o menos lo mismo, pero en sentido positivo.
En este panorama, hay otra cosa que también se acerca, incluso
antes que la Navidad o 2014: me refiero a la convención española de
fantasía, Hispacón, a celebrar en Valencia entre el 13 y 15 de
diciembre, y en la que seguro que coincidimos muchos de nosotros.
La Hispacón no creo que sea una amenaza, es más bien una esperanza.
La esperanza de que, pese a las fiestas irremediables, y pese a
2014 y sus secuaces (2015 y el resto), seguimos interesados en leer
y escribir literatura de fantasía.
Naturalmente, como esperanza que es, lleva dentro una amenaza
implícita: ¿qué pasará con esa literatura en el futuro próximo?
Acaso ni siquiera un escritor de ciencia ficción puede anticipar
tanto.
¿Mi deseo? Que se cumplan las esperanzas.
Que no se hagan realidad las amenazas.