Lo real
José Carlos
Somoza
No conozco visión más acertada sobre el arte que el relato de Henry James Lo real. Un
ilustrador de libros necesita dos modelos para dibujar un caballero
y una dama ingleses. Pone un anuncio, y, para su sorpresa, se
presentan en su estudio un verdadero caballero y dama ingleses. Son
aristócratas venidos a menos que tienen que sobrevivir de alguna
forma y buscan trabajo. El protagonista los acepta y comienza a
pintar con ellos. Pero todas sus ilustraciones son rechazadas
porque no reflejan "la realidad" de los auténticos caballeros y
damas ingleses. El pintor se queda asombrado: ¿cómo es posible, si
sus modelos son "realmente" un auténtico caballero y una dama? Al
fin, la historia da un vuelco: los criados del pintor, gente de
baja extracción social, empiezan a posar como el "caballero" y la
"dama" y las obras, a partir de ese momento, son un éxito. El
sarcasmo final es terrible: los papeles se trastocan, y mientras
los criados siguen trabajando como modelos para el pintor, el
caballero y la dama aceptan trabajar como criados. Una frase de
James ilumina la moraleja: "En la engañosa atmósfera del arte, aun
la más grande respetabilidad puede no resultar práctica". Esto es
un consejo irónico. James quería decir: "En el arte (literatura
incluida) es precisa la apariencia." El arte necesita de
la apariencia,
igual que los romanos necesitaban que la mujer del César lo
"pareciera". Que lo aparente sea real no sirve de mucho si no lo
parece.
James, por supuesto, no quería hacer filosofía estética sino
criticar las supuestas maneras "nobles" de la alta sociedad de su
tiempo. Quería demostrar que la idea que se tenía en la época de
esos "nobles" no estaba relacionada con la procedencia social tanto
como con una serie de gestos aprendidos y fáciles de imitar, una
apariencia superficial. Pero, queriéndolo o sin querer, nos dio una
prodigiosa opinión sobre el arte. Este conflicto entre realidad y
representación es lo que ha definido el arte desde sus inicios.
Hoy se habla de cosas tales como "novela realista", "reflejar la
sociedad" o "servir de espejo a una realidad social" cuando se
habla de literatura. Algo semejante ocurrió con el conflicto entre
arte "realista" y "abstracto": ¿debía pintarse lo que todos veíamos
(oh, sacrosanta mayoría) o solo lo que el artista veía? Pero,
mientras que en las artes plásticas este pulso fue ganado
ampliamente por los abstractos, en literatura (española, para más
señas) sigue siendo difícil hablar de algo que no "parezca" real.
Los territorios están tan separados que se ha establecido incluso
una categoría de ficción llamada de "no ficción" (!!), para que los
amantes de la realidad puedan sentirse cómodos al perder su tiempo
leyendo novelas. Pero nos olvidamos de que, como artistas, nuestros
modelos de "realidad" distan mucho de ser "reales". A todo el que
defiende esa falsa realidad de modelo disfrazado me gusta decirle:
"Lea usted física cuántica, hombre: entérese de una vez de que lo
real no se parece en nada a la realidad."