DE TRÍOS Y MÁS
De las fantasías sexuales más
comunes, la principal es, sin duda, hacer un trío, lo que los
franceses bautizaron como ménage à trois porque ellos siempre saben
cómo denominar a las cosas para que suenen mejor. Hasta el mismo
Woody Allen llegó a decir que "podíamos haber tenido más sexo, pero
no había gente suficiente". Y es que practicar sexo entre dos
termina siendo gimnasia y es necesario invitar a alguien más para
innovar y gozar practicando un deporte de equipo.
El "trío" es una denominación genérica y puede tener componentes
muy diferentes. Sus participantes pueden ser tres o más personas, a
veces tomadas de tres en tres; también pueden ser diversos desde el
punto de vista intergenérico, dependiendo del sexo de los actores;
y, por supuesto, puede ser emocionalmente distinto, al incluir amor
o sexo, o ambas cosas a la vez.
La literatura, tan cauta a veces, ha reflejado hasta la saciedad
los triángulos amorosos, pero casi nunca ha metido a los tres amantes en la misma cama. Es lo que tiene la
perversión del romanticismo, que hace del sexo, vicio y del amor,
embeleso. Cuando lo cierto es que lo que quiere la fantasía general
es ruido, morbo, sudor y revoltijo.
Como Marta. Mi amiga Marta ha quedado mañana para hacer un trío
con una amiga y un chico que conocieron el sábado pasado en un
local de copas. Hoy me ha preguntado si podía orientarle en cómo
comportarse, porque es nueva en esos juegos, y mi vocación
pedagógica no ha podido resistirse: he quedado con ella y su amiga
esta noche en mi casa para explicarles los detalles. Y al
detalle.
Hoy estoy comiendo bien, que esta noche tendré
trabajo…
Texto y fotos: Antonio
Gómez Rufo