Antonio Gómez Rufo

Eroticalia

El erotismo y la hipocresía

La gran paradoja es que vivimos una época en que se simultanea una hipócrita ola de conservadurismo con una desmedida fiebre por lo sexual. Mientras hoy "La rodilla de Claire" no hubiera podido hacerse, o no se habría publicado "Lolita", ni Fellini hubiera podido hacer bastantes de sus películas, a la vez triunfan los libros y películas en las que el sexo explícito es su atractivo principal.

 

Da igual que se vistan de simple erotismo o de cuestión social: el caso es que "La vie d'Adele", o "Ninfomanía", si hablamos de cine, o los libros más buscados, las novelas tipo Grey, son un atractivo reclamo para espectadores y lectores.

 

A la vez, y eso es lo paradójico, las autoridades y colectivos más concienciados imponen normas y sanciones de todo tipo si se abordan o defienden aspectos que no son "políticamente correctos" de la vida cotidiana, sea en relación con los La -vida -de -adele2menores, la mujer, las razas o las religiones. De tal modo que hay que tener mucho cuidado con convertir en literatura o en imágenes ciertos placeres, algunas situaciones y determinados comportamientos.

 

Hay que buscar fórmulas para romper con la hipocresía impuesta. Basta ya de rasgarse las vestiduras por la "perversidad" de la pornografía, la "enfermedad" de la homosexualidad, el "delito" de alabar la belleza adolescente o el "crimen" de las conductas diferentes, porque ni la naturaleza ni el mundo de los deseos son materias a prohibir, entre otras cosas porque se puede poner un semáforo en un cruce, pero no impedir la libertad de pensar.

 

Y menos mal que nos queda la literatura; menos mal que ya no se queman los libros.              

 

Antonio Gómez Rufo 

 

 

El sexo que viene

Gomez -rufo -erotica

 

¡Ya viene, ya viene! La fiebre despertada por "Las 50 sombras de Grey" ha despertado algo que parecía muerto, o se reprimía, o se ocultaba: el ansiado territorio erótico de los seres humanos.

El éxito de la trilogía se verá aumentado con el estreno de la película, para la que los productores han escogido actores y actrices de gran tirón popular entre los jóvenes de EEUU. Toda una declaración de principios.

Las editoriales dicen que ahora llegan miles de manuscritos de temática erótica, incluso pornográfica. Salvando el detalle de que no está muy clara la diferencia entre ambos conceptos ("El erotismo es la pornografía vestida por Christian Dior", dixit Berlanga), la realidad es que, como en toda época de crisis, sólo dos cosas sobreviven: la gastronomía y el sexo. Preparémonos, pues.

Tampoco es que sea un gran descubrimiento: miles de páginas de Internet venían demostrando que, disimulando, seguíamos mirando sexo o relacionándonos a través de las webs de contactos.

Ahora, lo único novedoso es que estos libros y películas dan visibilidad a lo que permanecía enmascarado: la afición por el erotismo, la sexualidad, el goce, el deseo (o como quiera llamársele) de todos los seres humanos. Lo que cambia es que a los que declarábamos nuestra afición se nos llamaba "rijosos" hasta ahora y en adelante se dirá que estamos a la moda. Da igual. A mí me sigue pareciendo que a quien no le guste el sexo se está perdiendo lo mejor de la vida. Aunque, a falta de mejor avío, uno tenga que conformarse con leerlo o verlo en una pantalla.

¡Ya viene, ya viene! Que nadie se escandalice.     

 

Fotografía del autor